ANÁLISIS DE SOCIEDAD
No es nieve: son moscas blancas
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad26-02-2006
Esta mañana del febrero moribundo ha amanecido pintada de blanco. Apenas se escuchaba un ruido. Ni los pájaros se atrevían a romper el silencio quieto del paisaje rural. Sólo cuando el sol ha comenzado a desenvainar la espada de su verdad cálida algún gorrión ha buscado sin éxito algo que comer entre la nieve. A pesar del fracaso parecía sentirse el ave del paraíso en una Papúa con manto de merengue y azúcar. Los milagros existen. Mientras el objetivo buscaba otros blancos inmaculados que retratar, en un corral el gallo parecía tomar una ducha fría. ¡Qué escándalo! Si el pobre supiera... Este paraíso ya no es lo que era, pero es bonito. Hasta tenemos miedo por beber el poco agua que queda. El mayor problema es cuando uno lee las noticias: al sol apenas le quedan fuerzas para luchar con su verdad contra las injusticias. Podría utilizar su ira, pero no quiere cegarnos y que no podamos ver ningún otro amanecer nevado. En el pueblo nieva poco, por eso confundimos los copos con moscas blancas. En esta mañana del febrero moribundo que ha amanecido pintada de blanco ha ocurrido el descubrimiento. Aún se puede respirar el aire fresco, descubir un brillo nuevo en la gota que escapa derretida, sorprenderse ante la flor que logra asomarse entre el hielo blanco, jugar a tirarse bolas de nieve y sentirse inocentemente niño. Ya lo éramos, sólo que muchos nos hemos dado cuenta cuando en la ventana ha aparecido un enjambre de moscas blancas, como la nieve, como la luz, como la paz. El canto que el gallo ensayaba rememoraba una traición, una condena a la cruz. Pero esta mañana en la que febrero se despide del carnaval aún no está pintada con la púrpura de la cuaresma. Sin embargo, hace pensar que en el origen de su belleza tiene que haber una razón para que el Paraíso esté lleno de moscas blancas. ¿Por qué no?
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo