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ANÁLISIS DE ESPAÑA

La orquesta desafinada

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura4 min
España11-12-2005

El denostado Moratinos, y el ministro estrella del gabinete, Pepe Bono, han protagonizado el último “malentendido” del Gobierno socialista, y ya son varios. Este nuevo desencuentro no ha tardado en generar todo tipo de críticas y comentarios. El más acertado lo pronunció precisamente uno de los socios de Zapatero. El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, le recomendó al presidente que afinase su orquesta. Sabio consejo. Lástima para Zapatero que -como casi todo lo que proviene de los comunistas- sea una gran idea, aunque muy difícil de llevar a la práctica. La banda (sinónimo de orquesta) socialista hace tiempo que arrastra problemas de descoordinación. Contratiempos de este tipo se dan en todos los conjuntos, lo malo es que salgan a relucir en público porque es ahí cuando el desafinamiento rechina con todo su esplendor. Este es el caso de la orquesta socialista, donde la descoordinación se produce por dos razones fundamentalmente: En primer lugar por el afán de protagonismo de algunos de sus miembros. El ejemplo más claro es Bono. Es la estrella indiscutible de la función, el favorito del público y se siente muy a gusto con esa condición. Eso le lleva a marcarse solos en favor de su lucimiento personal que generalmente derivan en un deterioro de la calidad final de la orquesta. Pero él es una estrella, lo sabe y por eso va por libre, el conjunto le da igual. La última ha sido la de Angola. Coincidiendo con el aniversario de la muerte de Lennon, al ministro le ha dado un ramalazo de Imagine y se ha negado a vender armas. Dice que él no esta para eso. No es el primer gol que le marca a Moratinos. En su reciente visita a Venezuela, curiosamente para vender material militar, le dio una patada a la actual estrategia diplomática española al igualar a Castro con Pinochet. Y antes de eso, en Filipinas, Bono se colgó la medalla de haber evitado la ejecución del preso español condenado a muerte. Según Exteriores, ese mérito les correspondía a ellos después de varios meses de gestiones. Cuando uno de tus músicos te sale estrellita poco puede hacer el director de la orquesta. Mandarle callar generaría el rechazo del público porque es su favorito y darle vía libre provoca que otros componentes con menos reconocimiento también se quieran subir al carro del individualismo. En eso estaban Trujillo y Caldera cuando apareció Solbes para frenarles los pies y de paso protagonizar otro desencuentro público. De lo que si tiene culpa el director de la banda, es decir, Zapatero, es de la segunda causa de descoordinación: La poca claridad de la partituras que interpretan. No hay una línea clara para todos, para empezar porque ni siquiera el encargado de mover la batuta parece tenerlo claro. Esto deriva en que cado uno interpreta notas diferentes dentro de la misma pieza. El ejemplo más claro lo hemos visto tras lo últimos movimientos de ETA. Por un lado el presidente dice una cosa, por otro el ministro de Interior dice otra, mientras el PSE opina y supuestamente actúa por su cuenta. Se da la misma situación a la hora de interpretar la idea de España. Las dudas que demuestra Zapatero crean divisiones dentro de su orquesta entre unos que entienden la partitura de una forma y otros que la entienden de otra. Si no se tienen claras la notas que hay que tocar, es imposible que la orquesta suene correctamente. Zapatero debería replantearse su línea y su dirección si quiere ahorrarse futuros “malentendidos”. De lo contrario, sus rivales políticos seguirán sacando ventaja de sus debilidades. Los nacionalismos aprovecharán cualquier atisbo de duda para subir el nivel de sus exigencias. Los que ya estaban, como ERC pedirán más. Los que no estaban aparecerán como el BNG. Y toda esta situación beneficiará especialmente al principal partido de la oposición. El PP, sin cambiar su línea de asilamiento que tenía tras el 14-M ha visto como su distancia con el PSOE en intención de voto se ha recortado considerablemente. Este progreso de los populares se debe más a un buen aprovechamiento de los errores del Gobierno que a méritos propios. En tan sólo unos meses, Zapatero le ha puesto en bandeja a Rajoy abandonar la guerra perdida del 11-M para pasar al filón de la defensa de la unidad de España, en la que el PP si que tiene mucho que ganar.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio