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ANÁLISIS DE DEPORTES

La Liga busca su sitio

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes04-09-2005

Italia fue el país que se adelantó a los demás, hace ya dos décadas, con el inicio de una época dorada en la que Milán y Juventus dominaron. La tendencia se extendió a España con la llegada de las televisiones privadas y las plataformas digitales, cuya inyección económica permitió a clubes como el Deportivo y el Valencia discutir la hegemonía de los dos grandes, Real Madrid y Barcelona. Ahora, con la llegada de Roman Abramovich al Chelsea y el triunfo del Liverpool en la Liga de Campeones, el mayor animador del mercado de fichajes está resultando el campeonato inglés. La tradición y solvencia de los clubes, a pesar de crisis como la que padeció el Leeds, la ha sabido aprovechar la Premier League para disponer, posiblemente, la mejor organización de todas las ligas europeas, con un formato muy cuidado. No obstante, estos tres países suponen el triángulo de referencia en el panorama europeo, por delante de países como Francia y Alemania. La evolución del fútbol europeo ha ido deparando una alternancia en el poderío económico, que ha ido teniendo su repercusión en lo deportivo, por la capacidad de los clubes para disponer de plantillas más fuertes y optar a los títulos, nacionales y continentales. Pero sólo los grandes clubes, o aquellos al menos que se han sabido gestionar y reinvertir sus beneficios en consolidar sus estructuras –como el Deportivo y el Villarreal como ejemplos más recientes–, ha quedado demostrado, tienen la capacidad para generar recursos y beneficios más allá de momentos puntuales. El resto, tarde o temprano, deben tener cuidado con el endeudamiento para no caer en la quiebra, como sucedió con el Parma y a punto estuvo de pasar con el Lazio y el Roma, y evitar el recurso a los pelotazos y las recalificaciones urbanísticas para poder cuadrar sus cuentas. La Liga española es cada vez menos la que hace diez años se empezó a llamar de las estrellas. Muchos de los clubes que tenían como ambición disputar los títulos que disputaban, o al menos clasificarse para las competiciones europeas, no han conseguido sus objetivos y no han podido rentabilizar su inversión. Entre otros perjudicados lo han sido los jugadores, que han visto cómo sus contratos se han ido renegociando a la baja, en parte por no poder cumplir sus objetivos profesionales. Y aunque muchos continúan optando por quedarse, por tener una estabilidad familiar y porque –según dicen los propios aludidos–, la vida en España es muy saludable y buena, cada vez más futbolistas están dispuestos a hacer las maletas y embarcarse en aventuras en el extranjero. Ésta es una realidad innegable, que está teniendo su reflejo en las convocatorias de la selección nacional. Un acierto de Luis Aragonés, que ha demostrado tener criterio para traer a los mejores jugadores, al contrario que técnicos como Marcello Lippi, que quizá por cuestiones de método, deciden prescindir de los jugadores que se van a jugar a clubes extranjeros. Y ésta, a la larga, debe ser una cuestión favorable para que en España podamos empaparnos de lo bueno que se hace en otros países: del mismo modo que muchos ex jugadores están superando el curso de entrenador, otros se pueden incorporar a las estructuras federativas, de los clubes y de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Ése es el futuro: el presente es que, salvo pájara, el Real Madrid y el Barcelona son los dos clubes que vuelven a tener el dominio del panorama nacional.

Fotografía de Roberto J. Madrigal