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SIN ESPINAS

Un pedazo de pan

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión04-09-2005

Seguro que alguna vez hemos oído esta expresión cuando nos hablaban de alguien. Un amigo, una amiga, un compañero de trabajo, en nuestra familia. Escuchamos que ese es bueno, y además nos lo parece. Se refleja en su cara la humildad, su ternura, es fácil entablar una conversación amable con él. No hay pose. Al primer contacto uno recibe paz, esa afabilidad que permite distender los músculos del cuerpo, de la cara, eliminar toda defensa. Y siempre que nos relacionamos con él en medio de la vorágine de la vida, encontramos un momento de tranquilidad. A veces no nos damos cuenta pero una tras otra vez se nos hace evidente. ¡Qué bien me encuentro con esta persona, es un pedazo de pan! Con ella no hace falta hacer demasiado para quedar bien porque con su mirada no te está perdonando la vida, sino que te disculpa cualquier incorrección. Porque sabes que su ojo no es prejuicioso y porque aunque hayas cometido un error, esta persona lo ha dejado pasar y lo ha olvidado antes que tú. Están escondidas, ocultas por ahí pero están en el mundo. Como columnas a las que agarrarse cuando la tempestad nos tambalea. Tienen esa palabra adecuada, ese gesto conciliador, ese abrazo sincero. Y la naturalidad de su comportamiento los hace desapercibidos casi siempre. Son personas que de apocadas a veces podrían parecer apáticas, pusilánimes o débiles. Porque sólo hablan cuando se les pregunta y no pretenden destacar. Su autoridad no radica en su vehemencia, en dictaminar alto y claro con su “sabiduría”, en mostrar lo mucho que saben. Por eso, nunca hacen ruido y el espectáculo de sus vidas pocos lo aprecian. Se caracterizan por estar siempre ahí, cuando más las necesitas, al servicio de lo que se urja aunque quien le pida nunca repare en que ellas también tienen sus problemas. Son personas que se han hecho un pedacito de pan para que los demás nos alimentemos de su bondad, de la belleza de su ejemplo. Se entregan a los demás y casi nadie lo sabe aunque muchos se estén beneficiando. No acumulan riquezas ni se guardan nada porque saben que no las necesitan; porque tienen lo justo. Y desprenden paz porque la tienen y en ellos sobreabunda. En medio de tanta muerte, de tanta destrucción, de tantos muertos que entierran a sus muertos, de tantas noticias que sólo comunican lo que huela a muerte, a insulto, a conflicto, a pelea, a violencia en todas sus expresiones, yo sólo aspiro a convertirme en un pedazo de paz de esos que sin que casi nadie lo sepa, ayudan a que este mundo se sostenga. Eso pido.

Fotografía de Javier de la Rosa