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RELIGIÓN

Benedicto XVI arrasa entre los jóvenes europeos

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura3 min
Sociedad21-08-2005

El mundo esperaba con los ojos muy abiertos ese momento. Miembros de todas las religiones estaban expectantes ante el primer viaje oficial del nuevo Papa y la respuesta de los jóvenes en la XX Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Alemania, su país natal.

El Papa estaba a prueba, y la superó con creces. A la vista de las cifras, sobran las palabras: más de un millón de peregrinos procedentes de 193 naciones; alrededor de 27.000 voluntarios de 120 países; 9.800 sacerdotes y 880 obispos, entre los cuales había 60 cardenales; y más de 7.000 periodistas pertenecientes a casi 4.000 medios de comunicación de todo el mundo. A esto se suma la hospitalidad de 30.000 familias alemanas que acogieron a los peregrinos. La sorpresa ante la asistencia de más de un millón de personas se vio reflejada en la desorganización alemana, preparada para acoger tan sólo a doscientos mil peregrinos. Los jóvenes viajaron a Colonia alentados por el Papa Juan Pablo II, predecesor de Benedicto XVI, que en la anterior JMJ, en 2002 en Canadá, anunció el encuentro. Como si de una predicción se tratara, Karol Wojtyla seleccionó la ciudad de Colonia, en Alemania, país de origen de Joseph Ratzinger, el actual Papa Benedicto XVI. En ella se hallan las reliquias de los tres Reyes Magos y resultaba por ello el lugar idóneo para peregrinar desde todos los puntos del planeta, al igual que lo hicieron ellos siguiendo una estrella. Benedicto XVI se dirigió a los asistentes en varias ocasiones y, en primer lugar, en su llegada a Colonia el 18 de agosto, antes y después de saludar desde un barco a los jóvenes que le esperaban a orillas de Rhin. El Papa dio la bienvenida y se mostró muy agradecido por la presencia de tantas personas venidas de tan lejos para escuchar unidos el menaje de Jesucristo. SU MENSAJE En la tarde del sábado 20, los peregrinos se trasladaron hasta la explanada de Marienfeld, a las afueras de la ciudad, dispuestos a pasar la velada con el Papa para después dormir a la intemperie y asistir a la misa del domingo celebrada por el Sumo Pontífice también allí. Durante la vigilia del sábado y la homilía del día siguiente, Benedicto XVI explicó a los jóvenes la necesidad de buscar a Dios dentro de sí mismos y desechar los reclamos exteriores que invitan a vivir la "religión a medida", escogiendo únicamente los aspectos cómodos de la misma. Porque ésta "nos abandona a nuestra suerte" en momentos de crisis. Asimismo, recordó la importancia de permanecer fieles a la Iglesia fundada por Jesucristo con los doce Apóstoles y de difundir la gran alegría del amor de Dios por la humanidad. También los representantes de las comunidades judía y musulmana tuvieron la oportunidad de escuchar a Benedicto XVI dirigirse a ellos. Joseph Ratzinger quiso referirse a la importancia de la concordia entre las religiones. Por una parte, aludió al 40° aniversario de la promulgación de la declaración Nostra aetate que abrió nuevas perspectivas en las relaciones judeocristianas en un clima de diálogo y solidaridad ya que recuerda las raíces comunes de ambas religiones. En su audiencia con los musulmanes ratificó la importancia rechazar el terrorismo en nombre de la religión y aseguró que "la Iglesia quiere seguir construyendo puentes de amistad con los seguidores de todas las religiones". Estas jornadas internacionales para jóvenes fueron instauradas en 1984 por Juan Pablo II, con la entrega simbólica de la Cruz a los jóvenes, y comenzaron realmente en Roma en 1985. Desde entonces, cada dos o tres años los jóvenes viajan a distintos lugares del mundo para reunirse con el sucesor de San Pedro: Buenos Aires, Santiago de Compostela, Czestochowa, Denver, Manila, Paris, Roma, Toronto y Colonia. La próxima: Sydney (Australia), en 2008.

Fotografía de Alejandra Linares-Rivas