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ACHIQUE DE ESPACIOS

Encontrar la felicidad

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes30-09-2001

A muchos deportistas de elite se les muere algo interior cuando un buen día las luces de la fama se apagan para siempre. Entonces se transforman en seres humanos normales y corrientes y, aunque algunos lo llevan mejor, hay otros que se pasan el resto de su vida intentando volver al pasado. Muchos lo hacen por ellos mismos, por esa extraña necesidad de sentirse aclamados y queridos, de seguir ligados a las costumbres; otros desean volver para hacer feliz a la gente que un día les elevó hasta los altares de la fama. Todos, en definitiva, buscan regresar al paraíso que les conduce a la felicidad, y eso ocurre con Guardiola y Michael Jordan. Dos estrellas del deporte, cada uno a su manera, que han anunciado su vuelta. Son dos casos distintos pero a la vez similares, aunque a mí el que de verdad me entusiasma es el regreso de Pep. El ex jugador azulgrana se pasó toda su vida soñando con ser feliz en el Camp Nou y ahora, curiosamente, anda buscando un pedazo de esa felicidad lejos de su particular paraíso. Decía Guardiola la pasada semana que no sabe dónde está la felicidad, y que llega a Italia -ha fichado por el Brescia- a buscarla. La encuentre o no, lo único cierto es que el regreso al fútbol del Noi de Sant Pedor es una felicidad inmensa para todos. Para los que amamos el buen fútbol, colores aparte, es una gran noticia. Porque jugadores como él engrandecen este deporte, porque por fin en Italia alguien regulará el tráfico en el medio del campo haciendo del calcio un deporte en toda su extensión, y porque la esperanza de ver a Guardiola de nuevo en la selección nacional, en el Mundial de Japón y Corea, ya no es un sueño imposible. El de Pep es el caso de aquel que vuelve sin saber que la suya es la felicidad de todos. Mientras Guardiola imparta teoría de la plasticidad en esa ferretería que es el fútbol italiano; Michael Jordan volverá a volar por el cielo de un pueblo que en los últimos días encuentra tristeza y lágrimas a la vuelta de cualquier esquina. Dicen que el regreso de Jordan va a elevar la moral de un país hundido en la tragedia, y que su sola presencia animará los rincones del país más grande el planeta. Quizá Air sea feliz con su vida, pero él necesitaba volver a sentirse jugador de baloncesto, que es lo que un día le hizo eterno. Por ellos mismos y por los demás, Guardiola y Jordan andan estos días en busca de la felicidad. Preciado valor, para el que no hay nada mejor que volver.

Fotografía de Nacho García Barco