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7-J

Londres y Madrid, similitudes y diferencias

Por La SemanaTiempo de lectura3 min
España10-07-2005

El pasado 7 de julio dos capitales europeas se levantaban con aparente normalidad. Londinenses y madrileños silenciaban sus despertadores para encarar un día más. Los británicos algo más contentos debido a que, tan sólo unas horas antes, el COI había seleccionado su ciudad como sede de los Juegos Olímpicos de 2012. Pero de repente, esa rutina diaria se veía interrumpida por las noticias que llegaban desde la estación de Liverpool Street.

Casi sin tiempo para asimilar lo que estaba pasando, al caos de esa estación le siguió el de King’s Cross y Edware Road del mismo modo que a Atocha le siguieron Santa Eugenia y el Pozo algo más de un año antes. Sólo ahí, es cuando los ingleses empezaron tomar conciencia de lo que estaba sucediendo, y con ello, comenzaron las comparaciones con Madrid que, en ese momento, ya observaba la situación como el que mira una película que ya conoce. El dolor por las víctimas se entremezclaba con la amargura por recordar horrores pasados. Pero una vez se va asumiendo la tragedia, el siguiente paso son las preguntas. Es precisamente en ese punto donde se han dado las principales diferencias entre el 11-M y el 7-J, tanto por quién y cómo las formulan como por quién y cómo las responden. A pesar de que ambos países cuentan con movimientos terroristas locales (el IRA en el caso británico y ETA en el español) ambas ciudades han sido, primero amenazadas, y después atacadas del mismo modo por el terrorismo islamista. Sin embargo la situación es distinta por multitud de motivos. El pueblo británico no estaba a dos días de unas elecciones como era el caso de Madrid. Las elecciones en gran Bretaña han sido hace meses por lo que se descarta que el objetivo de los ataques fuese provocar un cambio de gobierno. Intervienen además otra serie de factores de mayor calado como el hecho de ser dos sociedades diferentes y que en el caso británico cuenten con una tradición democrática centenaria frente a la joven democracia española. Estos aspectos socioculturales influyen en las reacciones de un pueblo ante distintos acontecimientos. Un ejemplo es el tratamiento informativo del terror. Hasta el momento, las cámaras no han tomado imágenes de ningún cadáver, al igual que sucedió durante el 11-S en EE.UU -también una sociedad anglosajona- y a diferencia de lo acaecido durante 11-M en España. Las portadas de los periódicos también son un indicativo. Tras el 7-J se pudo leer en uno de sus tabloides la palabra “Bastardos” mientras que en el 11-M la portada más contundente fue un “Asesinos”. Las autoridades trabajan con una lentitud difícil de entender para los españoles. Al cierre de esta edición, son muchos los británicos que desconocen el estado de sus familiares. Tampoco han sido claros al dar las cifras de fallecidos. Mientras el Gobierno británico hablaba de 35 víctimas mortales, en Francia ya cifraban la lista en 50. Finalmente parecen ser muchos más. A pesar de ello en Inglaterra nadie alza la voz, ni buscan culpables más allá de quienes detonaron las bombas. Desde el punto de vista policial descartan la hipótesis de que los autores sean una célula interna como sucedió en España. De momento en Internet el mimo grupo que reivindicó los atentados de Atocha, ha hecho ahora lo propio con los de las estaciones londinenses. Según afirman los expertos, esta es la marca utilizada habitualmente por Al Qaeda. Además, las primeras investigaciones señalan a terroristas relacionados con los atentados contra la Casa de España en Marruecos y con el posterior 11-M. Pero el propio procediendo utilizado por los terroristas en esta caso también es distinto. Según han informado los servicios policiales la detonación no ha sido a través de teléfonos móviles. En definitiva, todavía muchos interrogantes y casi tantas similitudes como diferencias entre el 11-M y un 7-J cuyo alcance total aún esta por determinar.

Fotografía de La Semana