ANÁLISIS DE DEPORTES
Que el ritmo no pare
Por Roberto J. Madrigal2 min
Deportes26-06-2005
Los terroristas volvieron a dejar su sello para tratar de aguar la candidatura olímpica de Madrid a los Juegos de 2012, y aunque los daños fuesen mínimos, está claro que conseguir llegar a la zona del futuro estadio olímpico y dejar un artefacto -en una zona donde en pocos meses se han cometido tres atentados- no habla demasiado bien de la seguridad, por mucho que se trate de incidentes más o menos aislados y que aún no sea un momento clave para un dispositivo tan importante como el que se pondría en marcha durante la propia competición. La mejor noticia ha sido el comienzo de los Juegos Mediterráneos, una de esas competiciones regionales menores que, por haber coincidido al final de la carrera olímpica y por el hecho de disputarse en Almería, ha ganado importancia, aunque sin suscitar demasiado interés entre el público, casi más por la cobertura de los medios informativos en relación a la decisión defintiva del Comité Olímpico Internacional. Con todo, un vistazo somero al programa de los minijuegos almerienses revela que hay mucha tela que cortar y muchas competiciones: no en vano, España aspira a superar las 111 medallas que suponen su mejor marca histórica. Baste comparar este número con el de unos Juegos Olímpicos: ahí es nada. Quizá, una de las limitaciones de los Juegos Mediterráneos es que no supone un verdadero termómetro para analizar el potencial y la progresión de los deportistas con proyección olímpica, ya que la oportunidad se les brinda a otros atletas que habitualmente ven vetada su participación en las grandes competiciones. Pero sí lo debe ser, sin duda, en cuanto a mostrar la calidad de las instalaciones y, sobre todo, a la organización, tanto en el aspecto deportivo propiamente dicho -es decir, el desarrollo de las propias competiciones, en el aspecto de que todo esté en orden y los procedimientos de control disciplinario funcionen- como en los aspectos más generales, de proyección nacional e internacional de los propios Juegos, que se circunscriben a un área geográfica muy concreta. La capacidad de generar interés en países distintos al área mediterránea será una de las claves que mida el éxito institucional de los Juegos, sin ninguna duda. La coordinación del trabajo de los responsables de Almería 2005 con la candidatura de Madrid 2012, siempre que se haga codo con codo, será la mayor aportación, a expensas de que la evaluación del seguimiento ciudadano y las pistas que puedan dejar los miembros del COI sobre su interés al respecto sean favorables. Aun así, sea cual sea la decisión de la asamblea olímpica de Singapur, el 6 de julio, es el momento de disfrutar de los atletas menos conocidos. Las triquiñuelas y politiqueos del COI, que si la insistencia de París merece premio, que si Madrid pierde opciones por la alargada sombra de Juan Antonio Samaranch, son meras cábalas.