SIN ESPINAS
Una cuestión de poder
Por Javier de la Rosa
2 min
Opinión30-05-2005
El terrorismo asesino encarna al mal. La violencia criminal que acaba con vidas humanas es consecuencia de la mayor corrupción a la que puede llegar el hombre. Para este mal, el fin justifica -sin ninguna duda- los medios. Además, el medio: matar a semejantes, lejos de legitimar el objetivo, lo pervierte. Se busca conquistar una pretendida libertad a costa de la vida. ¿Se puede ser libre si no se tiene vida? Quienes actúan así aspiran a prebendas políticas a través del uso de la violencia ciega que sólo puede engrandar más odio. Esta clase de mal basa su estrategia en dividir al bien para vencerlo. Divide y vencerás. Desde este punto de vista, habría que decir que ETA obtiene muchos más éxitos de los que se le atribuyen. Pero la pregunta vital que deberíamos hacernos para entender la mala situación de la política española en materia de lucha antiterrorista es ¿cuánto hay de logro asesino y cuánto de fracaso democrático? Para empezar se puede apreciar que, a diferentes niveles y salvando mucho las distancias en función de sus actos y la responsabilidad que les corresponde, a ambos -terroristas y partidos políticos- les pierde la ambición de poder. A los primeros les corroe todos los poros hasta llevarlos a matar; a los otros, a hacer lo que haga falta menos matar -antes, con los GAL, incluso también- para no perder el sillón de La Moncloa o para arrebatárselo al actual inquilino. Algunos pueden tachar este análisis de reduccionista y maniqueo, pero si llegan al fondo de la cuestión verán que detrás de todos los actos de esta tragedia se esconde este leit motiv. Luego los intereses económicos, el odio, las ideologías, el afán de protagonismo, el rencor, la venganza política, la demagogia y muchas cosas más brotan de esta macraba fuente del sinsentido; y fluyen por las venas de una sociedad hasta corromperla. Independientemente de que a uno por estar en el poder le corresponde más responsabilidad que al otro; y que el salto al vacío de uno es mucho mayor que el del otro, PSOE y PP no están contribuyendo con sus últimos actos a la construcción de la paz. Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir (Mt 12, 25-26).
