ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Una vida a un euro
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad22-05-2005
Tiene los ojitos alegres y los mofletes invadidos por la ternura. No habla, pero dice mucho desde su territorio comanche: su cuna. Si descubre un elemento no identificado, lo agarra con sus manos minúsculas; es su forma de hacer rehenes, secuestrar los dedos de los mayores. Es muy pequeña, apenas tiene días, pero ya ha ganado una importante guerra, y lo ha hecho solita, en su debilidad, antes de tener derechos, sin bombarderos, sin armas de destrucción masiva, sin acuerdos internacionales, sin talante. Su táctica ha sido sentirse querida desde que apenas tenía unos días, cuando era un puñadito de células, un puñadito sin valor todavía para muchos. Nadie dio un euro por ella hace unos meses, cuando aún era puñado de células y protagonizó algún que otro susto. Nadie daría hoy un euro a los profesionales que no creyeron que aquel embarazo acabaría en feliz alumbramiento. ¿Por qué ahora resultaría éticamente reprobable acabar con su vida y hace algo más de nueve meses no? Porque un puñado de células no vale un euro para quienes justifican sus medios abusando del débil, aunque no haya nacido. Muchos aún no se han dado cuenta de que sus medios no son los demás y que posiblemente sea verdad, la verdad, la grandísima y única verdad, que el mundo está dominado por la dictadura del relativismo. No se han dado cuenta porque por desgracia no han presenciado la batalla por la vida de un puñado de células condenadas a la nada. Todavía muchos se preguntan por qué se cree en los milagros. Hay veces que el latido del corazón hace olvidar los datos, anula las fórmulas científicas, los conocimientos, lo razonable y lo empíricamente demostrable. Si el hombre mirase de vez en cuando a su interior, no haría tanto daño, aunque esté amparado por las leyes, la lógica y lo políticamente correcto depende de para quién. Después de tanto progreso, la especie humana aún no ha aprendido que para el verdadero avance hay que investigar muy dentro: allí donde las células comienzan a latir en forma de vida y ojitos tiernos que valen más de un euro.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo