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BALONCESTO

Los clubes defienden la libre circulación de jugadores

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes19-05-2005

La Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) basa su postura en los principios de la libre circulación de jugadores, conforme a la legislación europea, que inspiraron en su día la creación de la Euroliga. Para promover el desarrollo de los jugadores jóvenes y facilitar el salto desde las categorías juveniles hasta la ACB, una competición mucho más exigente, los clubes de la ACB proponen crear una liga sub-20.

Los clubes que forman parte de la ACB han manifestado su receptividad para debatir y analizar la cuestión, y propusieron la creación de una liga paralela para que jugadores de hasta 20 años, formados en sus propias canteras, puedan llegar con más facilidad a la ACB. Hasta ahora, estos jugadores deben ser cedidos a otros equipos, generalmente en categorías inferiores como las ligas LEB y LEB 2, para que puedan disponer de minutos y llegar a la ACB en mejores condiciones de competir con jugadores más experimentados. Los clubes afrontan otro problema en el rastreo que la NBA hace en Europa, y que provoca que los jugadores de mayor progresión concurran al Draft o negocien contratos en Estados Unidos, donde se pagan sueldos muy superiores. Los clubes, en su condición de sociedades anónimas, entienden que la capacidad para generar ingresos y cuadrar sus presupuestos sin pérdidas depende, en buena parte, de los resultados deportivos. El cumplimiento de los objetivos marcados es la principal razón para decidir entre estudiar el mercado y fichar jugadores no españoles –algunos de los cuales no ofrecen un gran rendimiento–, o bien optar por incorporar a jugadores jóvenes a la primera plantilla. Ciertamente, de facto se ficha antes a jugadores foráneos, lo que revela un problema de fondo en la preparación de los jugadores españoles. Aunque los clubes, con todo, no los rechazan, y lo argumentan con su inversión en las canteras y en la presencia mayoritaria de jugadores de clubes ACB en las selecciones nacionales. Pero no están de acuerdo en que imponer un cupo solucione el problema de fondo. La legislación europea La situación, sin embargo, se agravó a partir de febrero de 2005. La Unión de Ligas Europeas (ULEB), de la que forma parte la ACB –de hecho, Eduardo Portela es el presidente de ambas–, se comprometió a estudiar, favorablemente, la regularización de los jugadores llamados asimilados, es decir, aquellos jugadores extracomunitarios que, por casarse con una ciudadana de la Unión Europea, adquirían automáticamente la nacionalidad. La ABP consideró que esta circunstancia perjudicaba a los jugadores españoles. La suspicacia por los matrimonios de conveniencia, celebrados únicamente para cumplir este requisito legal, provocó sospechas especialmente graves en el caso de Tyrone McDaniel, entonces jugador del Tenerife. El presidente de la ABP, José Luis Llorente, denunció que los clubes estaban sacando provecho de este recurso ilícito. En virtud de su pertenencia a la ULEB, la ACB sigue las directrices marcadas por los responsables de la Euroliga, principalmente su director ejecutivo, Jordi Bertomeu. En 2001, la FIBA denunció ante los tribunales europeos la creación de esta competición, pero recibió una sentencia contraria a sus intereses porque la legislación europea permitía la libre competencia. Éste, junto con la libre circulación de trabajadores –reconocida en diversas sentencias, como los casos Bosman y Kolpak– ha sido uno de los principios rectores para la normativa de la Euroliga y la Copa ULEB. No obstante, existen comparaciones de fondo con la NBA: en el campeonato norteamericano no existen límites para la contratación de jugadores extranjeros y el límite lo marca la política de cada franquicia. La única huelga, que redujo a 50 partidos la temporada 1998-1999, se produjo por la negociación del tope salarial.

Fotografía de Roberto J. Madrigal