IRAQ
El Gobierno iraquí ya cuenta con todos sus ministros pero la violencia no cesa
Por Salvador Martínez Más3 min
Internacional15-05-2005
"Ninguna carretera es segura en Iraq. Los suicidas atacan en cualquier momento. Cada iraquí se ha convertido en un objeto de sacrificio", decía a un reportero de Reuters Sadik Mustafá, un iraquí herido en la explosión de una bomba en uno de los ataques del martes pasado.
En el Gobierno iraquí están representados los tres grupos sociales mayoritarios que componen Iraq. El presidente es chií, 18 ministros son de la misma confesión, hay ocho kurdos y nueve suníes. Pero que en la formación del Gobierno iraquí se haya intentado apaciguar las tensas relaciones interétnicas gracias a esta heterogénea distribución de carteras no significa que la situación del país sea de seguridad y de estabilidad política. Las palabras de Mustafá son el vivo testimonio de ello. Como también lo es que en lo que se lleva de mayo hayan muerto más de 400 iraquíes. El martes pasado se registró en el centro de la capital iraquí un ataque contra las tropas estadounidenses que se llevó por delante la vida de ocho iraquíes que se encontraban en el lugar en el que pasó el objetivo de la carga explosiva, un vehículo de un convoy de EE.UU. También resultaron heridas 23 personas, entre ellas, Mustafá. Aunque no es este trágico ejemplo el que mejor manifiesta el caos que reina en Iraq. Porque el día de la semana pasada que más víctimas aportó al trágico balance de muertes violentas del mes de mayo fue el miércoles. En la mañana de ese día, las explosiones de un coche bomba en Tikrit, la de otros tres en Bagdad y la del cinturón de explosivos que llevaba un suicida en Hawija, acabaron con la vida de 54 personas e hirieron más de 120. Goerges Malbrunot, el periodista francés que estuvo secuestrado más de cuatro meses en Iraq continúa su trabajo como reportero de guerra. En su crónica del jueves de Le Figaro recogía la estupefacción vivida en Tikrit. "Esto no es la Yihad (Guerra Santa), no había ni convoy, ni patrulla de Policía", dijo a Malbrunot, un comerciante cuya tienda quedó destrozada tras la explosión del coche bomba. Este iraquí parecía justificar que la resistencia y los terroristas venidos a Iraq atacaran a la coalición que ocupa el país desde hace 26 meses y a las tropas de las instituciones nacidas de la nueva democracia iraquí, como la policial. El jueves y viernes de la semana pasada también se contaron los muertos por decenas en Iraq. El primero de esos días, murieron 10 personas en los atentados contra un mercado chií en un barrio al este de Bagdad. El viernes murieron otras 20 en diferentes ataques. El atentado del jueves pasado evidencia que en Iraq se ha desatado, desde hace tiempo, la violencia interétnica. A los riesgos de guerra civil que ésta supone hay que sumar la que vive el país debido a las acciones de terroristas, insurgentes, guerrilleros y tropas de la coalición ocupante. Esta última insiste en que la guerra que se libra en Iraq es de "baja intensidad" en la mayoría del país. Pero resulta de "intensidad total" en otras. La última intervención que ha exigido un gran despliegue estadounidense es la que durante los primeros 15 días de mayo ha tenido lugar en al región de Al Anbar, en la frontera entre Siria e Iraq. Esta zona del país, un supuesto refugio de terroristas venidos de otros países, sufrió una nueva ola represiva anti insurgencia de las tropas de la coalición. El nombre de la operación, Matador, dice mucho de la misión que han desarrollado los militares estadounidenses hasta finales de la semana pasada. Esa operación acabó un día antes de que otro atentado suicida costara la vida a cuatro policías y a un civil en Baquba, al noroeste del país. No muy lejos de allí, en Erbil, la secretaria de Estado estadounidense, Condeleeza Rice, aterrizó en la primera visita de un alto funcionario de EE.UU. tras las elecciones del 30 de enero. "Hace ya tiempo que quería visitar Iraq", dijo.