ANÁLISIS DE LA SEMANA
A llorar a otra parte
Por Gema Diego
2 min
Economía24-04-2005
Se las dan de innovadores, de trabajadores y de grandes políticos, pero luego para lo único que se unen es para ir juntos en compañía a llorar a Bruselas. Con la entrada de 10 nuevos socios en la UE, el reparto del Fondo de Cohesión y de los fondos estructurales debe ser rehecho, por supuesto. Nuevas regiones y países más pobres aguardan una ayuda para despegar después de que décadas de comunismo destructivo acabaran hasta con la valía de sus gentes. Se lo debemos y se lo merecen. Y si en algunas comunidades españolas vamos a salir perdiendo, la culpa no es de los demás, sino de nosotros mismos. En primer lugar, de los ciudadanos, que en vez de votar a las opciones políticas inteligentes perpetuamos en el poder a viejos zorros y marionetas de las subvenciones europeas. Han tenido tiempo para aprovechar el dinero caído de Bruselas, para emplearlo en evitar que los jóvenes se vayan a otras partes, cual nueva diáspora lejos de la tierra de los padres. Pero lo han dedicado a perpetuar la comodidad y lo rancio en detrimento de los pocos que tienen ideas para impulsar a la región. Ya es triste que hayan hecho esto, pero lo más triste es que ahora no sean capaces de asumir sus responsabilidad y se den golpes de pecho porque el maná se agota. En la nueva situación, los malos no son ellos, pobres, que se esfuerzan porque la molicie no se extinga, asesinada por el grifo del dinero taponado. Los malos son los señores de la UE, que les quitan las ayudas, que se las llevan a otros países –perversos países- que nos están robando lo que es nuestro. No se dan cuenta de que ya no les cree nadie. Así que a llorar a otra parte.
