Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE LA SEMANA

Querido Padre

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad03-04-2005

Es esta una carta de bienvenida, pues es tan grande lo que está pasando en estos días que la muerte del Papa para nada sabe a un adiós. Muchos no hemos conocido a tu querido Wojtyla, pero sabemos que ha sido un hombre grande, Magno, dicen. Seguramente fue un hombre con fallos, si no no hubiera sido un hombre. Tuvo, probablemente, muchos defectos, pero fue un hombre de los de verdad. Muchos podemos sentir que lo fue, que lo es y que está Contigo. Cuando personas así cierran los párpados queda un ambiente de tristeza egoísta por no poder disfrutarlos más. Pero también se respira en el aire un fino aroma de alegría. Muchos católicos están tristes por no poder ver más aquellos ojos azules en los que tanto brilló la complicidad y cercanía de tu Wojtyla. Pero los católicos se regocijan a la vez porque desde las 21:37 horas del sábado 2 de abril les acompaña un buen ángel de la guarda. Algunos, a saber porqué, tienen ya varios, los coleccionan. ¿No nos mimas mucho, Padre? El batir de sus alas nuevas impresiona tanto como las de mi querido y tuyo Quién como Dios, Miguel, el arcángel. Llaman la atención esas alas recién estrenadas de quienes en su viejo día a día llevaron la Cruz con dignidad. Lo hicieron cada uno a su modo, levantándose tras cada caída en el duro camino de la santidad. Gracias, Padre, por esos que ayer fueron hombres de carne y hueso, de alma y Dios, que hoy lo inundan todo de paz y alegría. Gracias, porque se hicieron querer y dispararon AMOR -con mayúsculas- a quemarropa. Gracias, porque en lo mucho que fueron mostraron un poco de lo inmensamente bueno que puedes ser. Se les quedan las manos frías y los ojos quietos, como ya escribí en una ocasión, pero están aquí al lado, susurrándonos al oído: "No tengáis miedo". Nos alientan con su presencia y nos dicen que vivir merece la pena. Padre, hazles saber a tus ángeles la alegría que tenemos muchos por tenerles aquí al ladito. A todos les digo lo mismo: "Bienvenido y gracias por estar aquí. Lo de que yo llore porque no te veo es cosa de humanos. El corazón está contento".

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo