ANÁLISIS DE LA SEMANA
Ejemplo
Por Isaac Á. Calvo1 min
Internacional03-04-2005
Son unos días de sensaciones agridulces, donde se mezcla la pena por la muerte del Papa con la alegría de que Juan Pablo II ya está junto a Dios después de haber dado ejemplo a todo el mundo -católicos o no- con sus hechos, sus palabras, su vida, su dolor y su muerte. Todos los rincones del planeta se han visto afectados por el fallecimiento de Juan Pablo II. Los líderes mundiales coinciden en señalar la grandeza de Karol Wojtyla, sus esfuerzos por unir a los pueblos, a las culturas, a los políticos irreconciliables... La muerte de Juan Pablo II ha dejado, con razón, en un segundo plano a la actualidad internacional. En Iraq, la democratización camina lentamente mientras que un informe estadounidense señala que la Administración Bush estaba totalmente equivocada con las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. En Líbano los atentados quieren desestabilizar la convivencia y en Oriente Próximo, israelíes y palestinos no terminan de relanzar el proceso de paz. Ojalá que el mensaje y el ejemplo de Juan Pablo II sean motivo de reflexión para todos y sirvan para acabar con los males que acechan al mundo. El Papa, durante su vida, ya derrotó a alguno de esos males y, muy importante, puso la semilla para terminar con el resto. Ahora sólo falta que los demás recojan el testigo.
Seguir a @IsaacACalvo
Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD