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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

El color de las víctimas

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión23-01-2005

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) convoca para el sábado 22 de enero una manifestación. Su objetivo: denunciar que terroristas de ETA condenados a más de 1.000 años de prisión salgan a la calle en apenas 20. Empezó con mal pie: el nuevo Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo, Gregorio Peces-Barba, afirma que no irá porque no es su misión acudir a manifestaciones. Pilar Manjón, presidenta de la Asociación de Víctimas del 11-M, tampoco va. Dos pequeños gestos que, cuando hablamos de víctimas del terror o de posturas políticas complejas, se magnifican. Un sector de la manifestación, al margen de los intereses de la AVT, decide significarse políticamente: “El 20 de febrero, no a Zapatero”; “España una, y no 51”; “Zapatero, ¿dónde estás?”; “Peces Barba, ¿dónde estás?”. Claros ecos que responden a los gritos del 12-M, igual de ilegítimos que éstos. Luego, directamente contra José Bono: “asesino”. Un nuevo eco, que recuerda a aquel “asesino” contra Jaime Mayor Oreja en plena guerra de Iraq. Ni Bono ni Mayor Oreja ni Rosa Díez (también insultada el pasado sábado) se merecen semejantes calificativos. Son, además, de los pocos valientes en sus declaraciones sobre terrorismo vasco. Las descalificaciones de ahora son eco, respuesta, de las de entonces. Cuando los supuestos progres se lanzaron a las calles en nombre de la libertad y con la mentira manipuladora en la boca, encendieron la chispa de la perversión del lenguaje más absoluta. La antorcha fue recogida y avivada en la manifestación del 12-M. Lo del pasado sábado era previsible, especialmente tras las anunciadas ausencias. Quienes faltaron a la manifestación debieron saberlo, aunque eso no disculpa a los alborotadores. La miseria de algunos de nuestros políticos ha calado hasta en lo más sagrado: el dolor por los muertos. Si hasta ahora todas las víctimas del terror eran abrazadas bajo las siglas de una AVT sin significación política pública, el nacimiento de la asociación presidida por Manjón y su ausencia en la marcha del sábado ha generado una bipolaridad política entre las víctimas: Manjón, de CCOO, es roja. La AVT, cercana al PP del País Vasco, es azul. Resulta que no todas las víctimas son iguales. No importa que Vidal Abarca, ex presidenta de la AVT, consolara a Rosa Díez. No importa que la AVT defendiera a los políticos socialistas presentes en la manifestación. Las palabras de Manjón por la unidad de las víctimas al margen de la política yacen aplastadas por su obra. ¿Querrá rectificar, a más puro estilo Zapatero? Si no lo hace, tendremos víctimas de colores, divididas por la miseria del poder y el olvido de sus muertos.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach