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ACHIQUE DE ESPACIOS

La excusa para ser feliz

Fotografía
Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes15-09-2002

Poco después de que la melodía gloriosa del mejor fútbol europeo retumbe por primera vez en cada estadio del viejo continente, la temporada podrá darse por bautizada. Hasta entonces, todo es fútbol de fogueo. Ligas que arrancan y se paran por los compromisos internacionales de las selecciones, campeonatos que se retrasan por crisis monetarias, equipos que comienzan al tran-tran... Todo artificial. Regresa la Champions y el fútbol se hace mayor. Por eso, cuando el himno que prologa cada encuentro llegue a su fin, el Olímpico de Roma arderá como el Coliseo en la época de los gladiadores, Valencia recibirá al Liverpool con el espíritu de Cúper renovado, Amsterdam recuperará la tradición europea de las grandes noches de Cruyff y en Highbury, el Arsenal de Wenger seguirá con el sueño intacto de colarse de una vez por todas entre los elegidos. Pero a la primera sesión de fútbol de lujo le seguirán veinticuatro horas después nuevas emociones. Mientras estemos recuperándonos del primer baile de salón de Zidane, de otro mordisco de Raúl al balón de Oro, de un nuevo zarpazo de Henry a la maquinaria bávara del Borussia de Dortmund o del primer arabesco gaucho de Pablo Aimar, habrá que prepararse para descubrir si el talento mágico de Valerón se ve superado por el ogro muniqués que representa Kahn, si Old Trafford sigue escribiendo en color dorado el camino de los diablos rojos del Manchester, si Van Gaal no sufre su primera caza de brujas, o si Rivaldo transforma en espectáculo la cacharrería en la que está convertida San Siro desde hace años. Los mejores equipos, con sus megaestrellas actuando en los más solemnes escenarios, ya toman posiciones. Durante nueve meses, los más glamourosos especialistas del balón desfilarán con el único objetivo de acudir a mediados de mayo a Manchester, a jugarse todo el prestigio que da la Liga de Campeones en noventa minutos de infarto. Es posible que sea la de este año la competición más fuerte desde hace tiempo, quizás, pero lo que nadie debe dudar es que ahora llega lo bueno. Vuelve el mejor fútbol de Europa, con sus goles, sus victorias, sus derrotas, sus lágrimas, sus decepciones. Con todo ello, sólo queda disfrutar. Al fin y al cabo, como un día dijo Bill Shankly, el fútbol es una excusa para ser feliz. Y con la Champions, todos los somos un poco más.