Crónica de tres muertes anunciadas

Por La Semana.es0 min

Por arriba, la vida sigue igual: no hubo favores, por más que Ronaldo dijese en broma que desde pequeño había sido del Valencia, con lo que el Celta –que exhibe la defensa más rocosa que recuerdan en Vigo– gana enteros, con permiso de lo que depare el derbi madrileño, para mantenerse entre los cuatro primeros y quizá dar un disgusto a la afición txuri-urdin, que ya se relame con el título que coronaría una temporada impecable, y que sabe mejor porque nadie lo esperaba. Por abajo, igual pero muy distinto. En efecto, las clasificaciones se quedan como estaban, pero ya sin posibilidad de enmienda. El Alavés –que comenzó jugando la UEFA– pagó su mala planificación de la temporada, ya sin Mané como capitán de la nave. Lo del Rayo es un castigo a sus despropósitos, comenzando por la impaciencia para mantener el proyecto que confiaron a Fernando Vázquez y terminando por el eterno recurso a los árbitros. Y lo del Recreativo… una lástima para lo bien que había trabajado Lucas Alcaraz y para la ilusión que había derrochado Huelva, pero con un consuelo: este equipo pagó su mala primera vuelta, de adaptación a la categoría, pero tiene mimbres para mantenerse en la máxima categoría.