Henry salvó al Barça ante un
'indomable' Olympique

Por Alejandro G. Nieto3 min

El Barcelona logró salvar un partido en el que la rabia y la casta del Olympique de Lyon habían logrado triturar su sistema de juego. Sorprendido por un rival inferior técnicamente pero con la bravura de un animal salvaje, los azulgranas pudieron haberse llevado un marcador notablemente adverso para el partido de vuelta en el Camp Nou. Sin embargo, la fiereza de los franceses fue desvaneciéndose con el paso de los minutos y el Barça, que sólo logró llevar peligro en jugadas a balón parado, logró igualar el tanto inicial de Juninho Pernambucano con un cabezazo de Thierry Henry tras el saque de un córner. El equipo catalán quiso domar al Olympique con su fútbol raso, pausado y meditado. Pero los franceses tenían demasiada rabia dentro para dejarse amansar. A ello se unieron los nervios de Víctor Valdés, demasiado inseguro en sus intervenciones, y de la zaga azulgrana, muy dubitativa, y la estrategia de Josep Guardiola se desmoronó por completo. El primer mordisco de los galos llegó en una falta escorada que Juninho coló en las redes gracias a un fallo de Valdés, quien no supo medir su salida. Apenas había comenzado el partido y el tanto propició que la furia de lioneses se desatara por completo. El Barça tocaba sin siquiera pasar del centro del campo, como amordazado, sin ideas ni agilidad. Todo lo contrario le sucedía al Olympique, que cada vez que agarraba la bola encontraba las cosquillas a su contrario. Karim Benzema pudo aumentar la renta en un mano a mano con Valdés y Abdul Keita dispuso de un disparo a portería vacía tras un mal despeje del guardameta azulgrana. Pero ambos perdonaron sendas ocasiones y ello pudo costar el empate a los galos: Samuel Eto’o cazó un certero pase de Xavi Hernández, el único que ponía cierto criterio en el juego del Barça, y estrelló el esférico en el poste. Fue un fugaz destello de clarividencia. Con la ventaja, el Olympique reservó fuerzas, cedió el control de la pelota y exprimió todas sus energías en las contras que lanzaba cada vez que tenía oportunidad. Benzema, que dio una lección de técnica y poderío físico para imponerse a sus marcadores, fue un látigo que no dejó de azotar a los azulgranas, sobre todo durante la primera mitad. Un balón al palo y un sinfín de ocasiones de peligro comenzaron a acabar con la paciencia de Guardiola, cuyo equipo apenas disparó a la portería contraria durante los primeros cuarenta y cinco minutos. El conjunto azulgrana nunca supo traspasar la maraña defensiva del Olympique. Echó de menos a Leo Messi, maniatado por la zaga francesa, y ello se reflejó en su escasez de verticalidad. Eto’o tampoco conseguía zafarse del férreo marcaje de los centrales y Thierry Henry apenas rascó bola. Sólo la excesiva relajación de los galos cuando la segunda parte avanzaba sin sobresaltos permitió al Barça enmendar su mal partido. La redención azulgrana llegó a través de las jugadas a balón parado. El portero Hugo Lloris reaccionó a la perfección para repeler, primero, un lanzamiento de falta de Daniel Alves y, después, un cabezado de Gerard Piqué en un saque de esquina. Pero, al siguiente córner, Rafa Márquez peinó el cuero a la perfección para que Henry, sólo en el segundo palo, lograra el empate. Entre el gol y que Junihno fue sustituido, el Olympique enterró sus posibilidades de viajar a Barcelona con un marcador favorable. Como mal menor para ellos, los azulgranas tampoco mostraron ningún tipo de ambición por lograr un segundo tanto y, conformes con un empate con goles en campo contrario, dejaron de esforzarse. Así, la emoción que había rebosado el partido se desvaneció en la recta final, que apenas dejó algún destello más de Benzema, un jugador que provoca una ovación cada vez que toca la pelota. Él es la máxima esperanza de los franceses para intentar sorprender al todopoderoso conjunto barcelonés en el partido de vuelta en el Camp Nou.