Vientos de cambio

Por Javier Muñoz2 min

El Real Madrid logró una fácil victoria ante el Zenit de San Petesburgo en un partido marcado por el debut de Juande Ramos. El técnico manchego volvió a poner sobre la mesa dos cualidades olvidadas en la entidad blanca: talento y orden. Estos fueron los dos pilares fundamentales para imponerse en el Santiago Bernabéu por tres goles a cero y reponerse de la derrota del pasado domingo. La primera parte arrancó con un Madrid bien plantado en el centro del campo, buscando con asiduidad las bandas por medio de Arjen Robben y Rafael van der Vaart. A pesar de ello, el Zenit de San Petersgurgo no le perdió la cara al partido y buscó la portería del polaco Jerzey Dudek con más ganas que calidad. El conjunto dirigido por Juande Ramos apostó por el control, y las primeras ocasiones no tardaron en llegar. En una de estas, el ex del Hamburgo, Van Der Vaart, centró un balón que, gracias a una clamorosa cantada del portero ruso, Raúl González Blanco aprovechó para poner el primero en el marcador. A raíz del gol, el Madrid fue a más, con unos crecidos Fernando Gago y José María Gutiérrez, Guti, que continuamente impedían a los rusos trenzar jugadas y crear buen fútbol. De esta manera, el equipo merengue se marchó al descanso en una primera parte donde la inteligencia y la organización fueron factores claves para el buen desarrollo de los primeros cuarenta y cinco minutos. El segundo tiempo podría resumirse simplemente con un nombre: Arjen Robben. Apenas cinco minutos tras la reanudación, el capitán blanco pasó de manera excelente al jugador holandés que, de impecable vaselina, mandó el esférico por encima del portero, logrando un sensacional gol. Este obra maestra también se hizo notar en la grada, pues a pesar de ser pocos los aficionados, estos ovacionaron al ex del Chelsea con gritos y aplausos constantes. Sólo seis minutos después del segundo, el arte voló de nuevo sobre la fría noche madrileña. Esta vez Robben pasó a Raúl quien, también de elegante y preciosa vaselina, colocó el tercero, que era ya sinónimo de tranquilidad. Con el tercero en el saco, el Zenit, con más fe que fútbol, lo intentó a toda costa y estuvo a punto de lograrlo. Victor Fayzulin y el portugués Danny Miguel Alves dispararon en dos ocasiones parejas al palo de la portería contraria, ante el asombro de su propio técnico. Aun así, esto sólo fue un espejismo en un encuentro que por primera vez en mucho tiempo tuvo como único dueño de principio a fin al Real Madrid. Así fue como la entidad blanca superó a un flojo equipo ruso que se despide de la Liga de campeones con una amarga derrota. Por su parte, los hombres de Juande pasarán a octavos de final como segundos de grupo, tras el empate de la Juventus de Turín frente al Bate Borisov.