Adiós a la temporada

Por Paco Sánchez2 min

El Barcelona dijo adiós a la temporada, después de caer derrotado en su feudo por el Juventus de Turín. Ni siquiera la expulsión del holandés Davids, que dejó a su equipo en inferioridad a falta de diez minutos y con toda la prórroga por delante, sirvió para que los catalanes echaran abajo el tremendo muro defensivo diseñado por Lippi. El desacierto del Barça con el gol le acabó pasando factura, en la única derrota del equipo en la máxima competición europea; irónicamente, justo la que supone su eliminación. Los italianos saltaron al campo en busca de remontar el empate de la ida, pero no a cualquier precio: conscientes de sus posibilidades, dejaron el domijnio al Barcelona, como si quisieran tomárselo con calma y reservar sus energías para cuando fuesen necesarias. Pero el de esta noche no era el Barça de la Champions, sino que -después del esfuerzo tremendo del Bernabéu- se parecía más bien al Barcelona de la Liga, un equipo al que le cuesta sacar adelante los partidos, que comete numerosos errores, pero que sobre todo tiene la pólvora mojada en el ataque. Aun así, el equipo de Antic dispuso de alguna ocasión para adelantarse en el marcador, ocasiones llegadas desde las bandas, Overmars y Luis Enrique campaban a sus anchas. El tridente de los italianos, Nedved, Davids y Del Piero, rondó con cierto peligro el área de Bonano, como si se tratase de un preludio de lo que ocurriría en la segunda mitad. A diez minutos del descanso, el arbitro no vio un claro penalti por mano de Thuram, que hubiese dado ventaja al conjunto español. Pasados cinco minutos de la reanudación, Nedved, merced a una jugada individual en la que se plantó solo ante Bonano, adelantó a la Vecchia Signora. Diez minutos más tarde Xavi, tras un rechace, haría la igualada. El Barça cercó la portería defendida por Buffon, bien arropado por el resto de sus compañeros. El error del Barça se produjo cuando dieron por muerta en ataque a la Juventus, error que el uruguayo Zalayeta convirtió en fatal al culminar un centro de Birindelli, a cinco minutos de los penaltis, en una de esas contras letales que caracterizan al equipo de Marcello Lippi. La afición culé tendrá que seguir esperando un título.