Kovacevic salva el estreno

Por Miguel Venegas2 min

La Real se puso al fin el traje de gala de la Champions, pero pareció que a los donostiarras les quedaba grande. Las estrellas y los focos selumbraron a los de Reynald Denoueix, que durante gran parte del encuentro cosió el traje de subcampeón español con las hechuras del debutante agarrotado. Pero la Real acabó salvando el partido: un gol y una victoria que dan derecho a soñar con aventuras europeas. Los griegos trataron de pescar en la novatada vasca, pero se fueron a casa con el cartel de favoritos al cuarto y último puesto. El encuentro comenzó más caliente en la grada que en el terreno de juego: los donostiarras, muy agazapados, dejaron a su suerte a Xabi Alonso y a Aitor Aranburu, que no podían con el entramado defensivo del Olympiakos, con lo que las acometidas del cuadro txuri-urdin acababan en las botas de un omnipresente Christian Karembeu. La única ocasión franca vino en un saque de esquina, pero el guardameta Katergiannakis salvó por los pelos el remate de Darko Kovacevic. Óscar de Paula, con De Pedro fuera de la convocatoria, anduvo desaparecido entre líneas, no se dejaba ver en ataque, con lo que el serbio se quedaba solo en territorio enemigo. Pero sus compañeros de comando estaban a punto de aparecer en el campo. Ya en la segunda parte, el técnico francés daba entrada a Lee Chun Soo y al esperado Nihat Kahveci. El turco reaparecía tras su lesión, y lo hacía como mejor sabe: volviendo loca a la defensa rival. Con el coreano y el turco se ganaba y mucho en velocidad, y también en inteligencia. El equipo comenzaba a encontrar los espacios, y las ocasiones acabaron por aparecer. Pero la lata tuvo que abrirla el más listo de todos: después de un par de intentos de Nihat, Kovacevic anduvo más listo que la defensa para llegar a un balón en el área y forzó un penalti que daba alas a Anoeta, cada vez más encendide. Él mismo lo quiso tirar y la historia le hizo un hueco, ya que consiguió el primer gol en la Champions de la Real Sociedad. Los donostiarras, a pesar de algún susto en las botas de Djordjevic y la cabeza del brasileño Giovanni, lograron entrar con buen pie en la liguilla. Pero la victoria no esconde un partido discreto, sobre todo en la primera mitad. La visita a Estambul, al estadio del Galatasaray, se presenta como la verdadera piedra de toque: si la Real consigue salir indemne del duelo contra los turcos, candidatos a arrebatar a los guipuzcoanos la segunda plaza del grupo, entonces habrá motivos para soñar antes del doble enfrentamiento contra el Juventus.