A la quinta, la buena

Por Paco Sánchez2 min

El Albacete estrenó por fin el casillero de victorias en la Liga. El conjunto manchego venció al Mallorca en un partido muy disputado, que se decantó del lado local gracias a su mayor acierto, esta vez sí, en la suerte del gol. La difícil situación por la que atravesaba el Alba en la clasificación no fue un impedimento para el cuadro blanco, sino un revulsivo que despertó el orgullo de la joven plantilla albaceteña. Los de César Ferrando saltaron al césped exultantes, conscientes de la posibilidad de derrotar al campeón de la copa del Rey. Así quedó patente al cuarto de hora, cuando Gabi Amato estuvo cerca de perforar la meta de Leo Franco con un fuerte disparo dentro del área. Poco les duró el susto a los mallorquines, sin embargo; lo que tardó Parri en ejecutar un magistral libre directo que rebañó las telarañas de la escuadra. Lussenhoff tuvo la oportunidad de igualar la contienda en la siguiente jugada, y el Mallorca comenzó a despertar de su letargo. El partido entró en una fase de dominio alterno, en la que Eto’o y Bruggink tuvieron la oportunidad de desequilibrar en una misma jugada. El disparo del camerunés era rechazado por el cancerbero local, daba en el palo y Bruggink, inexplicablemente, no acertaba a batir a un gran Carlos Roa. La segunda mitad fue de dominio isleño; el Albacete se echó atrás buscando sentenciar a la contra, mientras que los de Jaime Pacheco buscaban, con más ahínco que acierto, el gol que devolviese las tablas. Pero Parri anduvo de nuevo cerca del gol, en dos ocasiones a balón parado, aunque también Fernando Niño, cuyo cabezazo a un saque de esquina fue de nuevo desbaratado por el héroe local, el Lechuga Roa. A diez minutos del final, Peña recibió un balón y lo envió medido a la cabeza de Míkel, que superó de forma espectacular a Leo Franco, para dar al cuadro manchego el premio que mereció.