España entera se rinde al Atlético de Madrid

Por Rubén Gallardo3 min

Ni el mejor de los sueños hubiera estado tan cercano a la realidad. El escenario perfecto, el rival perfecto y la mejor liga del mundo caían rendidos a los pies del Atlético de Madrid. Los rojiblancos se llevan su décima liga con total merecimiento. Alexis adelantaba al Barcelona pero Godín marcaba el tanto que llevaba al cielo a los profetas del cholismo. Y Godín se levantó, mientras todos los atléticos del mundo se levantaban de sus asientos con él y con la convicción de un equipo entero cabeceó a la red. Con una fuerza y una contundencia que valía una liga. Dicen que ser del Atleti es un sentimiento pero más bien es un bendito sufrimiento. Hacía varias jornadas que la Liga BBVA estaba empeñada en hacer al Atleti campeón, pero los del Cholo dejaron los deberes para el final. Y el final era el Camp Nou, y el destino dictó que si perdían ese partido no serían los campeones. El coliseo culé estaba lleno hasta la bandera y el ambiente estaba engalanado. Esto era fútbol. Fútbol en las calles, fútbol en las casas, fútbol en las gradas y fútbol en el césped del Nou Camp. Parecía que los blaugranas querían quitarles de las manos lo que los atléticos tanto habían trabajado y salían dispuestos a ello. Los madrileños empezaron asustados, como si el miedo escénico cobrase fuerza. Pero el miedo real no fue ese, ese solo sobrevolaba sus cabezas. El miedo fue ver como Diego Costa y Arda Turan se tenían que retirar lesionados en la primera parte. La herida estaba abierta y Alexis Sánchez metió el dedo bien adentro. Un zapatazo del chileno desde una posición muy complicada se cobraba la venganza del gol de Diego Ribas en ese mismo estadio en la Champions League. A partir de ahí el Atleti despertó, sacó su casta y su intensidad, sacó sus señas de identidad y cuando parecía que el descanso les iba a cortar su momento, en realidad solamente le dio más mordiente al equipo. El Atlético se estaba merendando al Barcelona, los locales se veían superados en todo momento. Pero como superó Godín a todos los defensas en el córner sacado por Gabi no lo hizo nadie. De nuevo a balón parado, de nuevo con garra, con fuerza e intensidad el Atleti se ponía líder de la liga. Era el resumen perfecto de las 38 jornadas: la garra del Atlético y las dudas del Barcelona. A partir de ahí, el Tata Martino no supo dar con la tecla, no supo buscar el partido y su equipo pecó de eso. Salvo por un gol anulado a Messi y un lanzamiento de Alves, el Atlético de Madrid estaba siendo campeón desde hacía varios minutos. Los minutos pasaban muy lentos y el miedo crecía y crecía hasta que de repente se convirtió en el mayor estallido de alegría de los atléticos en mucho tiempo. El Atlético de Madrid reinaba en España, coronando una temporada espectacular, dejando atrás a los dos grandes y poniendo a todo un país una pequeña sonrisa en la cara. Era el triunfo de los mortales, del pupas de la Liga BBVA, era el triunfo de la constancia, la regularidad, la justicia y las ganas de ganar. Porque siempre la afición se estremece con pasión cuando quedas entre todos campeón.