Arango arruina el sueño europeo al Málaga

Por Javier Muñoz2 min

El partido entre Málaga y Mallorca fue igualado de principio a fin. Estuvo marcado por la falta de definición en jugadas claves, óptimas para haber cambiado el ritmo del choque. El primer asalto arrancó favorable al conjunto blanquiazul. Los de Antonio Tapia dominaban y buscaron la meta de Iñaki Goitia cada vez con mayor insistencia. Así, controlaron el cuero haciendo gala de una superioridad aplastante. Mientras tanto, los hombres de Gregorio Manzano aguardaban cautos, encerrados en su propia mitad del campo. Sin embargo, a pesar de las continuas jugadas locales, el primer tiro a puerta con peligro no llegó pasada la primera media hora. En ese preciso instante, la afición andaluza retiró la mirada de sus respectivos bocadillos y cervezas, para centrarla en el terreno de juego. Eliseu Pereira pasó adecuadamente a Jesús Gámez y éste mando el balón a las nubes. No fue gran cosa, pero actuó como una luz para iluminar la oscuridad de un estadio hasta entonces apagado. A raíz de tal oportunidad, los cánticos y aplausos volvieron a hacer de La Rosaleda el infierno típico por el que siempre han de pasar los equipos visitantes, y el choque entró en una dinámica violenta. Una dura entrada de David Navarro a Adrián López provocó la polémica en la grada. Pero para suerte del colegiado, Antonio Miguel Mateu Lahoz, sólo quedaban dos minutos. Pero antes, hubo tiempo para una clarísima ocasión desperdiciada por Gonzalo Castro, antes del final de los primeros cuarenta y cinco minutos. Muchos aficionados hubieran pagado por escuchar el discurso con el que Antonio Tapia motivo a sus discípulos. Y es que los jugadores malagueños salieron del túnel de vestuarios cual leones hambrientos, ansiosos por cazar cuanto antes a su presa. Así pues, haciendo honor al rey de la jungla, pronto llegó el gol local: una escalofriante volea de Antonio Galdeano, Apoño, desde la frontal desató la locura en la Costa del Sol. Esta diana permitía soñar con ascender hasta los puestos europeos. Sin embargo, no hay que vender la piel del oso antes de matarlo, pues Juan Arango tiró de galones para volver a igualar la contienda. Apenas cinco minutos después del tanto blanquiazul, el jugador rojillo transformó de libre directo ante la expresión impotente de un Goitia que nada pudo hacer. Así, el combate se animó y ambos técnicos quemaron todas sus naves en busca de planteamientos más ofensivos. La consecuencia fue una lluvia de ocasiones. La más clara pasó por la testa del recién incorporado Salva Ballesta, quien remató por encima del larguero a puerta vacía. Seguidamente, Sergio Paulo Barbosa, Duda, desperdició otro disparo y el nerviosismo se apoderó de los corazones sureños. En medio de la tempestad, el navío balear supo mantener la calma y estuvo a punto de dar la sorpresa en los últimos compases. Pero finalmente Lahoz sopló su silbato poniendo el punto y final a un partido con sabor agridulce para ambas escuadras. De esta manera, el Málaga dormirá una jornada más con la miel en los labios, a un solo punto de puestos europeos, mientras que el Mallorca descansará con la conciencia tranquila, en un provisional décimo lugar.