'Musha' leña y poco fútbol

Por Paco Sánchez2 min

Betis y Sevilla no se salieron del guión y, cumpliendo con la tradición de las últimas temporadas, ofrecieron poco fútbol y mucha bronca en el centenario del derbi andaluz por antonomasia. El empate final, premió el enorme esfuerzo derrochado por los del Nervión, a la vez que castigó la falta de ideas y actitud de los jugadores del conjunto de Heliópolis. El cuadro de Víctor Fernández no supo aprovechar la superioridad numérica de que disfrutó durante gran parte del partido, e incluso llegó a estar a merced de los contragolpes del Sevilla. Dos minutos tardó el Betis en adelantarse en el marcador: un inocente penalti de Daniel Alves en el área -quiso el brasileño ponerse a la altura de Benjamín en un salto y alargó la mano más de la cuenta- fue aprovechado por Alfonso para poner en ventaja a los suyos. A punto estuvo el propio Benjamín de incrementar la renta local con un magistral lanzamiento de falta, a la que Esteban respondió exhibiéndose y blocando el esférico casi en el larguero, sobre la línea de gol. De lo que pudo ser el segundo se pasó, sin embargo, a la igualada de los de Joaquín Caparrós. Javi Navarro elevó sutilmente el balón por encima de Toni Prats, después de el mallorquín rechazase un potente disparo de Baptista y otro de Antoñito, en una mala salida de la zaga verdiblanca que dejó la pelota muerta a pies del central del Sevilla. A falta de diez minutos para el descanso, sin embargo, los visitantes se quedaban con diez tras la expulsión de Antoñito, que vio la segunda amarilla por una falta cometida por pasarse de revoluciones. Pero al contrario de lo que se podría pensar, la expulsión benefició más al Sevilla, ya que pese a contar con un jugador menos, la inferioridad les obligó a cerrar espacios, con lo que acumularon muchos hombres en la medular, y asfixiaron al ya de por si frágil centro del campo bético. Hasta el final hubo de todo menos fútbol: broncas, constantes faltas, y sobre todo un embarullamiento que sólo perjudico a la poca vistosidad que había tenido el juego. El segundo período transcurrió sin pena ni gloria, con un Betis impotente, buscando un resquicio por el que poder hincarle el diente al sólido entramado diseñado por el técnico visitante. El Sevilla, en ésas, se limitó a repeler las escasas embestidas de su rival, aunque sin renunciar al ataque, como dio fe el uruguayo Dario Silva, que a punto estuvo de robar los tres puntos para su equipo en una acción en la que le faltó un milímetro para cabecear a la red un centro bombeado desde la banda por Antonio López.