Los Reyes repartieron lo mismo

Por Miryam Briz1 min

Los vigueses habían pedido a los Reyes Magos el honorífico campeonato de invierno, pero la carta llegó tarde o se extravió en el camino hacia Oriente. También es cierto que a los de Vigo les faltó creatividad, traducida en la ausencia de goles, y que dejaron notar la falta de Mostovoi, pese a que fueron dueños y señores del partido durante la primera mitad. Aun así, el Rayo supo emplearse muy bien y utilizó la táctica más adecuada para ese momento: el contragolpe. Además, defendieron su parcela con total entereza y sin acobardarse ante su rival. Como se trataba de la noche mágica, todo era posible; así que a la media hora de partido llegó lo inesperado: el gol de Bolo, y con él llegaron también los nervios para los de casa, que vieron cómo todo su dominio se quedaba en agua de borrajas al irse al descanso con telarañas en el marcador contrario. Quevedo intentó un gol rápido a los pocos minutos de la reanudación, para desquiciar aun más al Celta, pero una acertadísima intervención de Cavallero salvó al conjunto céltico y dio la vuelta al partido. Los locales pelaban todos los balones e hicieron trabajar a la defensa franjirroja. Así llegó la recompensa, que consiguió Catanha. El empate les dio más energía aún para ahogar a los madrileños, que no eran capaces de hacerse con el balón, pero al menos eran pacientes y se mantenían a la espera de encontrar la más mínima oportunidad. Edú marcó de nuevo para el Celta, pero no resolvió a pesar de que gozó de numerosas ocasiones. Los vallecanos lo aprovecharon en el momento menos esperado, y cuando todos cantaban la victoria viguesa, llegó el bosnio Bolic y les amargó la fiesta. Así, los Reyes dejaron un punto para cada uno y continuaron con su tarea.