Sergio García se echa el Betis a la espalda

Por Fernando Cruz2 min

El Betis ganó en el Manuel Ruiz de Lopera en un partido que controló prácticamente de principio a fin, aunque los racinguistas dispusieron de varias ocasiones aisladas a lo largo del encuentro para haber salvado los muebles. El partido tuvo un comienzo curioso, pues los jugadores del Racing salieron con una equipación prestada por el club bético, por orden del colegiado Ayza Gámez, al considerar que las camisetas visitantes se confundían con las locales. El Betis salió con ganas de llevarse el partido desde los primeros instantes, buscando por las bandas al ex zaragocista Sergio García. Los santanderinos se vieron con problemas en defensa desde los primeros minutos de encuentro. Así, Damiá Abella estrelló un balón contra el larguero al cuarto de hora de partido y, aunque el Racing llegó en un par de ocasiones, los béticos no pararon de atacar el marco defendido por Toño Rodríguez. Poco antes de alcanzar la media hora de partido, Sergio García aprovechó un lío de la defensa cántabra para mandar el esférico a las redes del equipo visitante. A partir del gol, el Betis siguió atacando y buscando las bandas hasta que una gran jugada individual culminada por Achille Emaná estableció el 2-0 en el luminoso. El Racing salió con ganas en la segunda mitad, pero no fue el día del burundés Mohammed Tchité ni de Jonathan Pereira, perdidos en la delantera. La afición bética disfrutaba del encuentro. La única circunstancia negativa para los jugadores de Paco Chaparro fue ver la lesión de su capitán Juanito Gutiérrez, quien tuvo que retirarse por unos problemas de rodilla. Pero la lesión del central no impidió que los verdiblancos continuasen asediando el área de su rival. Llegó así el 3–0, por mediación de Sergio García. Pedro Munitis maquilló el resultado para los de Juan Ramón López Muñiz al marcar, a poco del final, un golazo que no pudo evitar el portero Casto Espinosa. Con este resultado, el Betis suma puntos y mira de reojo las posiciones europeas gracias a un Sergio García cuyo juego estuvo muy por encima del desorden cántabro.