El Sevilla acaba con la
maldición del Coliseum

Por Álvaro Heralta2 min

Nunca había ganado el Sevilla en sus cuatro visitas al Coliseum Alfonso Pérez, de las que sumaba dos derrotas y otros tantos empates. Una buena defensa y un rápido a la vez que letal contragolpe han posibilitado que los hispalenses rompan con una victoria la maldición que les acompañaba en el feudo del Getafe. Sin embargo, el juego que se desarrolló desde el inicio del choque hizo difícil de prever el resultado final. Los locales dominaron la posesión de la pelota mientras que su rival únicamente se mostró preocupado de nos dejar ningún hueco libre en su defensa. De hecho, los azulones se pudieron adelantar en el luminoso gracias a un penalti que cometió Aquivaldo Mosquera sobre Jaime Gavilán pasado el ecuador de la primera mitad. Pero, para desgracia de los madrileños, Andrés Palop detuvo el lanzamiento de Esteban Granero. Esto no hizo que los del sur de Madrid cejaran en su empeño de abrir el marcador y buscaron sorprender a su adversario, sobre todo, por la banda izquierda. En éstas los del Sánchez Pizjuán despertaron de su letargo y, después de haber dado un aviso a la zaga de los de Víctor Muñoz poco antes, Luis Fabiano batió a Roberto Abbondanzieri cerca del final de la primera mitad. El brasileño recibió una fenomenal asistencia de Koffi Romaric que le dejó solo ante el portero argentino. En la reanudación las tornas continuaron siendo las mismas. El Geta controló el choque, pero no logró crear excesivo peligro sobre la meta andaluza debido a la buena colocación del conjunto de Manolo Jiménez. En tanto, los sevillanos daban la sensación de poder sentenciar el encuentro en cualquier contragolpe. Precisamente en uno de ellos, con el tiempo ya cumplido y con todos los jugadores del Getafe volcados en ataque, Tom de Mul dio la puntilla a la escuadra dirigida por Víctor Muñoz con un nuevo gol. El triunfo posibilita que el Sevilla se mantenga en la caza por la cabeza de la tabla mientras que los locales demostraron que, pese a no pasar apuros clasificatorios, atraviesan una etapa en la que han perdido la confianza en su juego y posibilidades.