Víctima de sus errores

Por La Semana.es1 min

El Rayo no pudo empezar como hizo el pasado año, venciendo por goleada y a domicilio al Villarreal. El triste aspecto del Teresa Rivero, con apenas cuatro mil aficionados, no le sirvió para impedir la primera derrota en casa. En el primer encuentro de la era Goiko, el Rayo demostró estar lejos del rendimiento demostrado con Juande Ramos, donde el orden defensivo era clave. Gica Craioveanu aprovechó la oportunidad que le dio Víctor Muñoz, quien dejó al Loco Palermo en el banquillo, de reclamar un puesto en el once titular: el rumano consiguió un tanto y asistió a Jorge López en el otro. El Rayo, aunque acuciado por las bajas acumuladas, movió con soltura la pelota, pero faltó mordiente a los delanteros y, sobre todo, sobraron despistes a los defensas. El Villarreal estuvo más cómodo, también porque Jorge López marcó al cumplirse el primer cuarto de hora. Otro error garrafal de la defensa lo aprovechó Craioveanu para certificar que si el Rayo quería ganar, no debía hacer concesiones. Con todo, aún tuvo tiempo Arteaga de culminar con acierto una jugada de Míchel, el mejor de los franjirrojos, antes del descanso. Los de Vallecas, al menos, tenían la esperanza de remontar el resultado y enjugar así los clamorosos errores de la defensa, en la que Corino y Hernández no se conjuntaron debidamente. Los locales se hicieron con el balón, aunque con escasas ocasiones: el Villarreal controló el partido y desquició al Rayo. El bajón físico fue la puntilla de los vallecanos, por más que Goikoetxea intentó reaccionar con los cambios, con los que buscó refrescar el ataque, pero ni Bolo ni Glaucio mejoraron la pobre prestación del Rayo, incapaz de superar la maraña dispuesta por Víctor Muñoz en el medio campo. Mucho deberá aprender el Rayo y no regalar nada para conseguir la permanencia; el Villarreal, sin ruido, refrenda las aspiraciones de algo grande que ya se atisbaron la temporada pasada.