Más equipo que estrellas

Por Andreu Romero1 min

La Liga se abría en Mestalla con los aires aún de una pretemporada centrada en Zidane. Para abrir boca, los buenos aficionados al fútbol podían disfrutar de un suculento plato digno de una final de Copa de Europa. Digno tal vez en el pasado, porque en Mestalla la afición no vio sino figuras venidas a menos y a un equipo contrario excesivamente conservador. Mestalla ignoraba qué talante presentaría su equipo, pero el cambio de entrenador no trajo nuevos esquemas. De un Cúper defensivo, los hombres que entrena Rafa Benítez pasaron a un sistema de contención impensable con el técnico argentino. Con cinco defensas y un solitario punta, Carew, el equipo ché colmó su efectividad cuando Angulo aprovechó una internada de Vicente para marcar el único gol del partido. Así acabó la historia del partido. Sobre todo porque el Valencia dependía únicamente de las internadas del inspiradísimo Vicente para crear peligro en el área de Casillas. Cuando el Madrid supo frenar al extremo valenciano, el subcampeón de Europa tuvo que esperar hasta la entrada de Salva en la segunda mitad para inquietar a su rival. Mientras, el Madrid volvió a demostrar sus principales carencias. El exceso de individualismo le pesó a Raúl, Zidane y un Figo desorientado que cayó en las provocaciones de Ayala hasta acabar expulsado. Los blancos no pudieron desbrozar la telaraña defensiva rival, basada en el doble pivote formado por Albelda y De los Santos. Los centrales valencianos estuvieron impecables y nunca permitieron a Raúl, Morientes y compañía inquietar seriamente a Cañizares. El Valencia aprovechó la vulgaridad de los organizadores merengues para defender sin problemas su renta y conseguir los primeros tres puntos del campeonato que permitirán que un desconocido Rafa Benítez pueda trabajar con mayor serenidad, todo lo contrario que un enojado Vicente Del Bosque, quien comprobó que la Liga no es la Supercopa.