El desparpajo funciona

Por Roberto J. Madrigal2 min

Cuanto más débil, más fuerte. El proyecto de Paco Flores con los canteranos blanquiazules ilusiona, a pesar de la marcha de Sergio y de las bajas de Munteanu y Roger; el técnico del Espanyol ha contagiado su espíritu peleón y su desparpajo a jugadores como Soldevilla, Óscar, Velamazán o Raúl Tamudo. El Espanyol juega sin complejos y juega bien, y si se le da un despiste monumental como el que supuso el gol de otro canterano, De Lucas, curtido el año pasado en el París Saint Germain: el Zaragoza estaba a otra cosa en un saque de banda, que habilitó al jugador blanquiazul para superar a César Láinez. Con unas gotas de rapidez y cargando el juego por las bandas, los esquemas defensivos del Zaragoza saltaron por los aires. A los hombres de Txetxu Rojo les pesó la Supercopa y se les vio en Montjuïc cansados, faltos de ritmo e ideas. Sólo reaccionaron con el marcador en contra, cuando José Ignacio y el Toro Acuña se aplicaron en la recuperación de balones y en crear jugadas, aunque sin demasiado peligro para la meta defendida por Mora. Sólo un golpe de suerte, en un despeje del portero blanquiazul que rebotó en Jamelli, pudo empatar el Zaragoza, aunque otra chispa de fortuna evitó que una falta lanzada por Acuña fuese el segundo gol visitante, sino que se estrelló en el larguero. Cuando el Espanyol recuperó la ambición y el descaro, el Zaragoza sólo pudo amagar con reaccionar, debido al cansancio, y apenas inquietó a la zaga blanquiazul. Aunque los pericos tuvieron ocasiones para dar y regalar, como las dos veces que Aganzo se plantó solo delante de Láinez, el gol del triunfo llegó en una jugada iniciada en un saque de esquina que remató un defensa, Lopo. El gol del canterano hizo justicia a los méritos del Espanyol y consolida la apuesta por la cantera de Paco Flores; el Zaragoza necesita coger ritmo de competición para recuperar el nivel exhibido en la Supercopa, pero el parón de la Liga le vendrá bien para descansar antes de afrontar la Copa de la UEFA.