Rio 2016
El sueño olímpico de Ruth Beitia
se convierte en realidad
Por Javier Birlanga
1 min
Especial 201621-08-2016
Ruth Beitia es campeona olímpico. Quién lo iba a decir después de que se retirase tras quedar cuarta en Londres. Parecía que todo había acabado allí, pero Ruth decidió darse otra oportunidad y no la ha desaprovechado. La española hizo una final perfecta hasta que llegaron los dos metros. No pudo superar esa altura, pero las demás tampoco, lo que le brindó el oro. La búlgara Demireva y la croata Vlasic fueron plata y bronce, respectivamente.
El atletismo español vuelve a ser grande. Tras 12 años de espera, primero Orlando Ortega en 110 metros vallas y después Ruth Beitia han vuelto a brindar a la delegación española dos medallas en la disciplina reina de los Juegos Olímpicos.
La saltadora de altura cántabra llegaba a Brasil con la moral con las nubes y la ilusión de cumplir un sueño. La tres veces campeona de Europa quería saborear una presea en los Juegos, y el destino quiso que fuera de Oro.
El destino y su extraordinaria capacidad atlética. La española no falló en 1,90, ni en 1,93 ni en 1,97, lo que le permitió llegar a los dos metros en primera posición. Sus rivales por las medallas, la búlgara Demireva, la croata Vlasic y la americana Lowe, habían hecho varios nulos en saltos anteriores.
Ruth fue a por los dos metros con todo, y aunque no le salió un buen salto en la primera tentativa, estuvo muy cerca de superarla en la segunda y la tercera. El sueño debía esperar un poco más.
Para ser medalla debía fallar al menos una y para ser campeona, todas ellas. Demireva fue la primera en probarlo, pero fue imposible superar los 200 centímetros. Ruth ya era bronce. Vlasic, mermada por molestias físicas, tampoco superó los dos metros. Beitia ya era plata.
Las cámaras enfocaban ya a la española, conscientes de que tenía todo a favor de ser campeona. Pero ella no quería mirar. Prefería escuchar el griterío de los aficionados. Lowe, le separaba de la gloria. Pero sólo fue un instante, concretamente el que tardó la americana en llevarse por delante la barra. Ruth ya no era plata, Ruth Beitia era oro.