Sandra está embarazada y decide dimitir de su trabajo para retirarse a la costa levantina. Separada de su pareja, sensible y algo inadaptada, un desafortunado día sufre un mareo en la playa y es atendida por dos ancianos extranjeros.
En otra parte del mundo, Julian es un octogenario que en su juventud fue prisionero de los nazis en el campo de Mauthausen. Al salir de allí, instigado por su amigo Salvador, se enroló en una organización dedicada a perseguir y desenmascarar a nazis que vivían con identidades falsas en distintos países.
En algunos casos, para ponerlos a disposición de la justicia; en otros, para eliminarlos directamente. Por esta razón cuando recibe una carta de su antiguo amigo desde una residencia en España (en la provincia de Alicante) con una foto adjuntada de un periódico local en la que aparecen Karin y Fredrik Christensen, dos de aquellos nazis que le mantuvieron retenido, no duda en comenzar su particular búsqueda y captura.
Así arranca esta novela que mezcla maravillosamente aspectos de las mejores historias de acción, la intriga y el suspense, con un lenguaje impecable. La autora reflexiona sobre los recuerdos de los personajes y sus culpas, sobre la amistad y la venganza, pero sobre todo se centra en ahondar en un sistema tan aberrante como fue el nazismo.
A través de un argumento absorbente, la tensión es constante y no decae a lo largo de las páginas. Entre otras cosas porque todos los personajes (Julián y Sandra, y los nazis) son, a la vez, perseguidores y perseguidos.
Clara Sánchez nació en Guadalajara en 1955. En el año 2000 ganó el Premio Alfaguara de novela y recientemente, el Premio Nadal. Es filóloga y profesora universitaria, además de especialista en cine.