Bahman Ghobadi es uno de los directores más prestigiosos del cine iraní. En 1999, debutó con el documental Life in Fog; más tarde dirigió Time for Drunken Horses y la magistral película Las tortugas también vuelan, ganadora en 2004 de la Concha de Oro en San Sebastián. Cinco años más tarde, Ghobadi reaparece en la cartelera con Nadie sabe nada de gatos persas.
La película narra la historia de dos jóvenes expresidiarios, un hombre y una mujer, que buscan formar un grupo musical. Pretenden ganar dinero para viajar al extranjero y abandonar Irán. Los jóvenes protagonistas tocan su música como acto de rebeldía y protesta hacia la censura imperante en el país.
Ambos, exploran el submundo contemporáneo del Teherán en busca de distintos estilos musicales y nuevos ritmos. Sin embargo, las autoridades les prohíben cantar en Irán, por lo que se plantean escapar a Europa y comenzar una nueva vida.
A lo largo del largometraje, los protagonistas van perfilando su personalidad y, a través de sus historias y con espectáculo musical de por medio, muestra al espectador la realidad del país musulmán.
El director se vio obligado a rodar clandestinamente esta película. El film contraviene claramente la dura ortodoxia instaurada en Irán.
Los protagonistas adoptan un tono comprensivo, e incluso lacrimógeno, que ayuda a que los espectadores empaticen con los personajes; sin embargo, en ciertas ocasiones el exceso de dramatismo se combina con lo cómico, dando lugar a situaciones absurdas. Pese a ello, Nadie sabe nada de los persas narra una entretenida historia que revela una realidad distinta del mundo iraní.
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