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TENIS

Gaudio revienta los pronósticos

Por Paco SánchezTiempo de lectura3 min
Deportes06-06-2004

Después de casi treinta años, un argentino vuelve a reinar en la tierra batida de París. Tomando el relevo de Guillermo Vilas, Gastón Gaudio echó por tierra todas las apuestas que daban como favorito a su compatriota Guillermo Coria, para alzarse con su primer título de Grand Slam.

Con todo, las cosas no empezaron bien para el bonaerense: el Mago desplegó todo su repertorio y se anotó del tirón los ocho primeros juegos, contra un rival anonadado y desquiciado. Casi sin despeinarse, Coria se anotó las dos primeras mangas, con una impresionante sensación de imbatibilidad y seguridad en su triunfo. Solo el despertar del Gato, unido al cese de sus errores no forzados, permitieron que el choque se prolongase, al menos, una manga más. El partido se decantó por la lesión del de Córdoba, que sufrió un tirón en los gemelos y apenas pudo ejecutar su servicio en condiciones. Gaudio, que ya dejó fuera en semifinales a David Nalbandián, no desaprovechó la oportunidad, y aunque que su rival se fue recuperando poco a poco, consiguió igualar el partido. La igualdad reinó en el quinto y definitivo setChino por 0-6, 3-6, 6-4, 6-1 y 8-6. El segundo Grand Slam de la temporada tuvo claro dominio argentino. Ni la Armada española, con Carles Moyà a la cabeza; ni el buen papel desarrollado por cabezas de serie como Lleyton Hewitt y Marat Safin, ni la gran actuación del tenista fetiche del torneo, el tricampeón Gustavo Kuerten, pudieron discutirlo. La cruz de la ronda gala se la llevó la expedición estadounidense, cuyos diez tenistas fueron incapaces de superar la segunda ronda. No pudieron salvar el orgullo francés Michael Llodra y Fabrice Santoro, que perdieron por un doble 7-5 contra los belgas Xavier Malisse y Olivier Rochus. En el cuadro femenino, el triunfo fue para la rusa Anastasia Myskina, que en la final no dio opción a su compatriota Elena Dementieva, a la que arrolló en menos de una hora por 6-1 y 6-2. Los nervios pudieron con una Dementieva que no sólo fue incapaz de acertar en los numerosos reveses de que dispuso para atacar a su rival, sino que erró muchos de sus drive, una de sus mejores armas. El miedo y los nervios continuaron acechando a la tenista rusa, que veía como su rival se dedicaba a jugar puntos largos y forzar sus errores. En una final de la que se esperaba mucho, el espectáculo fue más bien poco. La competición finalizó con la ruptura de un orden mundial que parecía establecido: las rusas exhibieron todo su poderío; decepcionaron las hermanas Williams, favoritas en ausencia de las belgas Kim Clijsters y Justine Henin, y Jennifer Capriati: entre las tres acumulan 12 títulos de Grand Slam. Amélie Mauresmo cumplió un digno papel, aunque al final no pudo corresponder al apoyo del público. Las españolas mostraron que no hay tenistas de primera fila y no pasaron de tercera ronda. Tan sólo brilló Virginia Ruano, eso sí, en dobles. La madrileña española y su compañera, la argentina Paola Suárez, disputaron su novena final consecutiva de un grande contra la dupla rusa formada por Elena Likhotseva y Svetlana Kuznetsova, cabezas de serie número dos. El contundente marcador final, 6-0 y 6-3, les permitió conquistar su tercer título de Roland Garros, a la vez que las confirma como mejor pareja de dobles del mundo.