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El petróleo registra fuertes subidas a causa de la guerra

Por Alejandra RedondoTiempo de lectura1 min
Economía28-03-2003

Una fuerte subida que implica un mar de dudas. El mercado del petróleo, tras la fuerte caída sufrida tras el estallido de la guerra, protagoniza estos días un alza de precios por barril, situada en un máximo de 27 dólares. Los inversores, por su parte, se muestran cautelosos a la hora de apostar su dinero, pues se hallan en un panorama económico caracterizado por la incertidumbre.

27 dólares por barril y una subida más que destacable. La crisis iraquí, una de las culpables, pero no la única. Los continuos enfrentamientos étnicos que tienen lugar actualmente en una de las capitales petrolíferas mundiales, Nigeria, se encargan estos días de ponerle nombre al mercado petrolífero. En estos momentos, alrededor de 800.000 barriles al día, lo que se traduce en un tercio de la producción habitual nigeriana, han dejado de exportarse. Las revueltas étnicas son, según Adam Sieminski, analista jefe de energía en Deutsche Bank de Londres, las principales impulsoras de un incremento que repercute a nivel mundial. Son estas luchas entre el poder político y militar las que fielmente provocan la reducción de la producción y, por tanto, exportación nigeriana. Debemos destacar, a su vez, el encarecimiento tanto del gasóleo como de la gasolina, centrado en los 14,25 y 11,5 dólares respectivamente, lo que ciertamente traerá consecuencias en las economías mundiales. Los duros combates persistentes en territorio iraquí están favoreciendo, además, la creación de un ambiente de crispación e indecisión en las bolsas. El reciente anuncio por parte de George Bush del alargamiento de la presente guerra, ha contribuido notoriamente a crear retrocesos en la mayoría de los valores, representados en este caso por la caída del 1,96 por ciento del Ibex-35 en el mercado español. Los inversores se muestran, por tanto, reacios a confiar sus recursos. La guerra se anquilosa y, entre otros aspectos, podría producirse un incremento del paro y la consecuente reticencia a un crecimiento económico español, como algunos de los efectos perjudiciales más destacados.