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Lleyton Hewitt: el `chico malo´ de la ATP

Por Juan Diego Gómez GarcíaTiempo de lectura2 min
Deportes17-11-2002

Quienes le conocen bien dicen que su fama de antipático es injusticada, lo que pasa es que "vive muy concentrado en su trabajo y su pasión". Sea cierto o no, lo que nadie duda en la actualidad es que Lleyton Hewitt es el mejor tenista del mundo.

Dos años de profesional le bastaron a este joven australiano para conseguir llegar al número uno del mundo. Pero Lleyton ya apuntaba maneras desde un principio: con 18 años logró el torneo de Adelaida, el primero del año, en su ciudad natal, y se proclamó el jugador más joven de la historia en lograr un título del circuito masculino. El año 2001 fue el de su consolidación en el tenis mundial: con los triunfos logrados en el Abierto de Estados Unidos y en el Masters, que se disputó en su país, concretamente en Sídney, alcanzó el número uno mundial. Y ya no lo ha soltado. Desde muy pequeño, Hewitt ha estado ligado al deporte. A una temprana edad empezó a jugar al fútbol australiano, el deporte rey en los antípodas, y uno de los deportes más duros de los que se pueden jugar sobre un campo de césped. Pero poco después se vio atraído por el mundo del tenis, y ya desde joven se pudo deslumbrar su gran proyección. Una de las claves del tenista australiano es su concentración durante todo el partido, pero si algo llama la atención de este joven australiano, además de su juventud, es su insaciable carácter ganador. Desde muy pequeño ha estado acostumbrado a ganr todo lo que jugaba y ha forjado una mentalidad de hierro. Las características de Hewitt le hacen parecer un jugador imbatible. Su concentración le lleva a cometer fallos contados. A todo esto se le suma una gran velocidad en el golpeo de la pelota, uno de los secretos de su juego, y que llega a desesperar a sus rivales. Esta temporada ha sido imposible desalojarlo de la cima del tenis. Fue el ganador del prestigioso Wimbledon, uno de los cuatro grandes, y además se adjudicó el Masters Series de Indian Wells, además de ser finalista en Cincinnati y París. Pero quizá el triunfo que más satisfacción le ha dado al joven australiano es el de la Copa Davis. Hewitt ya ha disputado tres finales de este torneo. El pasado año Australia perdió contra Francia, y en el 2000 lo hizo contra España. Entonces, Hewitt se enfrentó a Ferrero en el partido decisivo y lo perdió, en un gran partido que supuso el mayor éxito del tenis español en toda la historia. Pero no, la Davis tampoco falta en el palmarés de Hewitt: la ganó en 1999, aunque entonces perdió sus partidos contra Cédric Pioline y Sébastien Grosjean, y la estrella aussie fue Mark Philipoussis.