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Terremoto

Otro terremoto fatal después de L’Aquila, ¿se podría prevenir?

Por Paula Martínez del MazoTiempo de lectura2 min
Sociedad25-08-2016

Cabría plantear que un país que ha sufrido numerosos movimientos sísmicos con consecuencias tan devastadoras como las de L’Aquila en 2009 se habría preparado para un posible y muy probable futuro terremoto. Sobre todo si se tiene en cuenta que la zona del centro de Italia, en la que se ha producido el terremoto, es una de las zonas sísmicas más activas de Europa. Pero no parece que así haya sido en los últimos siete años.

A pesar del balance de las víctimas que este jueves asciende a 220 personas, no es excepcional un terremoto de esta magnitud en esta zona, ya que su probabilidad es altísima debido una serie de factores geológicos, arquitectónicos y sociales. Además cabe resaltar que la comunidad científica no tiene manera de saber que se va a producir un terremoto hasta que se produce el choque de las placas terrestres si no hay movimientos tectónicos previos.

La zona central de Italia ocupa un espacio prioritario dentro de la región sísmica europea porque, al igual que el resto del sur de Europa, la placa africana está por debajo de la europea y provoca bastantes movimientos de la tierra.  

Contando con que Italia tiene un nivel de peligrosidad sísmica medio-alto, el factor prioritario a tener en cuenta es la exposición altísima que sufre, que se traduce en una densidad de población muy elevada y un patrimonio histórico único, ubicado en una zona de riesgo como es el caso de la zona de Rieti. Estas dos cuestiones agravan exponencialmente el característico movimiento tectónico de la zona, que se califica como normal para el sector geográfico en el que se encuentran Accumoli y Amatrice.

La suma de todos estos factores hacen que el conocimiento de la actividad sísmica de la zona no baste para evitar tragedias como esta y que magnifique las consecuencias que tiene si se comparara la misma intensidad de movimiento en una zona despoblada o con un tipo de arquitectura preparada para aguantar movimientos de placas tectónicas.

España e Italia comparten el mismo entorno geotectónico y ambos países cuentan con una normativa antisísmica, sin embargo, nada se ha hecho con los edificios anteriores a esta normativa, como también ha sido el caso del terremoto de Lorca (España) en 2011.

A raíz del terremoto de L’Aquila de 2009, se tomaron algunas medidas legales al condenar a siete miembros de la Com  isión de Grandes Riesgos por infravalorar los datos que se registraban días antes del seísmo. No obstante, ninguno pasó finalmente por la cárcel y no influyeron posteriormente en la modificación de la normativa estipulada para la prevención de seísmos. Mientras la normativa sísmica no cambie para las edificaciones construidas anteriores a la misma, es altamente probable que desgracias como estas sigan ocurriendo en este tipo de zonas tan vulnerables a los movimientos de placas tectónicas.

Susanne Sargeant, de la British Geological Survey, en unas declaraciones a la BBC asegura que si bien la amenaza sísmica se entiende bien (por la zona en la que se encuentra), "el volumen de los edificios que todavía necesitan ser reforzados es una empresa de gran envergadura" y que "muchas de las estructuras antiguas se beneficiarían de medidas de reforzamiento. Sabemos que funciona, pero hacer que lo implementen en cada edificio es todo un reto. Si sumamos unas estructuras antiguas y poco preparadas al hecho de que las cuencas sedimentarias tienden a amplificar los movimientos telúricos, entonces el resultado son niveles muy fuertes de sacudidas”.