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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Lo que iba a escribir

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Sociedad18-05-2016

Iba a escribir sobre la familia, por eso de que el 15 de mayo es el día internacional de esta institución, tan crucial siempre, también porque ha sacado las castañas del fuego a muchos con la maldita crisis y porque, aunque no sea como en las películas de final feliz y bandas sonoras dulzonas, es perfecta en su humana imperfección. Otro cantar es lo imperfectos que somos los seres humanos a título individual.

Pero al llegar al segundo párrafo temí herir sensibilidades y plegué velas tras la lona de la cobardía. El pulpo Paul que vaticinó los triunfos de la Selección española de fútbol zampando mejillones, por ser mascota del imaginario popular, podría ser adoptado como animal de compañía.

Menos mal que está la familia, con sus pros y sus contras
Luego pensé en algo banal e intelectualmente absurdo como Eurovisión y me cabreé al recordar que hasta el presidente del Gobierno había deseado la mejor de las suertes a Barei, la representante española, cuando a los autónomos (a quienes unos consideran casta y otros unos pringaos) levantan la persiana todos los días con acrobacias infinitamente más difíciles que el baile de las zapatillas de la artista, sin que nadie les de un minuto de gloria en televisión. Pero al ver que Australia (sí, Australia, y con una intérprete de origen coreano) estuvo a punto de ganar el asunto volví a claudicar.

En Ecuador tienen que estar pasándolo muy mal aún, cuando se cumple un mes desde que un terremoto sacudiese el futuro de muchas familias pero, cuestión de perspectivas, muchos se acuerdan más del cinco aniversario del 15-M que de ayudar a aquellos lejanos damnificados. Luego están los refugiados, los ecce homo olvidados como tantos desgraciados con cuyo dolor aderezamos el noticiario de turno a las horas de comer. Un día de estos alguna mente pensante hasta los incluirá entre los temas de la campaña electoral o el candidato de turno, mientras besa bebés ajenos y se hace selfies con todo hijo de vecino, hablará de ellos en un vídeo presuntamente improvisado para las redes sociales. Ya lo escribí en esta misma ventana digital hace unos días: con las elecciones nos van a dar el verano.

Pero a estas alturas ya arranca el quinto párrafo de este análisis semanal, tras ver escapar noticias entre los dedos y saborear el límite del ser humano. Menos mal que está la familia, con sus pros y sus contras, y que, entre otras cosas, permite que esta periodista pueda reflexionar en esta pantalla en letra baja. Por cierto, la reflexión más reciente que se me ha pasado por la cabeza es que, como aprendí con mi tesis doctoral (de tema taurino, por cierto), para ser crítico hay que ser criterio, y para formarse uno hay que conocer bien las cosas, con amplitud de miras. Y, por eso, lo que iba a escribir es que últimamente, a tenor por los voceríos maleducados y el sectario debate de trincheras que se atisba en la sociedad española, como dijo el sabio, sólo sé que no sé nada.