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BALONCESTO

Agridulce actuación española en la Euroliga

Por Álvaro HeraltaTiempo de lectura4 min
Deportes02-05-2009

Si hubiera que poner un calificativo a la actuación española en la presente edición de la Euroliga sería el de agridulce. Tanto Barça como Baskonia ejercieron una tiranía de hierro en los primeros compases de la competición, a la altura de otros grandes como el CSKA, Panathinaikos u Olympiakos. Sin embargo, a la hora de la verdad se les volvió a atragantar la fase final del torneo. Real Madrid y Unicaja, por su parte, volvieron a demostrar que no le tienen cogido el punto a la máxima competición continental y el Joventut ni tan siquiera fue capaz de superar la primera fase.

El Barcelona hizo en verano bien los deberes y tiró de talonario para crear un equipo lo suficientemente competitivo como para llevar la ansiada segunda Euroliga a la vitrinas culés. Así Juan Carlos Navarro decidió poner fin a su aventura norteamericana en la NBA para junto a David Andersen, Lubos Barton y Daniel Santiago unirse a un grupo ya formado por otros importantes jugadores como Fran Vázquez, Luca Basile y Jaka Lakovic. Xavier Pascual conformó un equipo muy sólido que, incluso permitiéndose el lujo de dar pocos minutos a Jordi Trias, fue capaz de sacar los colores al Panathinaikos en Grecia, uno de los grandes favoritos al título. En el Top 16, los blaugrana continuaron con su tiranía de hierro en Europa y acabaron como líderes de grupo tras obtener abultadas victorias contra Real Madrid y Maccabi, entre otros. Este primer puesto les otorgó la ventaja de campo en la eliminatoria de cuartos de final contra el Baskonia. Sin embargo, sorprendentemente, después de haber perdido el factor cancha tras caer derrotados en el primer encuentro en el Palau, supieron reponerse y eliminaron a su bestia negra. Pareció entonces que la Final Four de Berlín se presentaba como la ocasión idónea como para que los catalanes rindieran cuentas con su historia negra en las fases finales. Sin embargo, el CSKA, de la mano de un enorme Ramunas Siskaukas privó, de nuevo, de que los de la Ciudad Condal lucharan por levantar el trofeo de campeón. Aunque a los culés les quedó el consuelo de Navarro fue designado como MVP del torneo. El TAU fue el otro equipo español que mejor impronta dejó en la Euroliga. Los de Dusko Ivanovic no lograron alcanzar su quinta Final Four consecutiva, pero, tras lo visto en el torneo, de no haberse tenido la mala suerte de verse las caras en los cuartos de final contra el Barcelona, quizás, dos equipos españoles podrían haber jugado la fase final por el título en Berlín. Nadie pudo hacer sombra a los vascos en la primera fase. De hecho, finalizaron varios partidos sumando 100 o más puntos. En el Top 16, únicamente cedieron ante un Olympiakos hecho a base de talonario. Sin embargo, esto fue suficiente para que no acabaran como líderes y, por lo tanto, perdieran la ventaja de campo en las eliminatorias de los cuartos de final. Un hecho que, a la postre resultó definitivo. Los helenos fueron el verdugo de un Real Madrid que volvió a demostrar por qué la máxima competición continental es su asignatura pendiente de los últimos años. Los blancos demostraron una irregularidad que les llevó a ser capaces de lo mejor como de lo peor. Fueron capaces de derrotar al CSKA en Moscú o humillar al Maccabi como de caer ante el Milán. El Olympiakos, finalmente, resultó un hueso demasiado duro de roer para unos merengues que, aún así, rozaron la machada de igualar un dos cero en contra a favor de los helenos en los cuartos de final. El Unicaja fue un caso muy similar al de los blancos y Aíto García Reneses no pudo quitarse la espina que tiene clavada en la competición. Victorias como la lograda ante el Maccabi en Israel, parecieron demostrar que los malagueños para esta edición se habían quitado la etiqueta de eternos aspirantes y que la habían cambiado por una de candidato serio al título. Pero, para desgracia de los de la Costa de Sol, el Top 16 volvió a enterrar sus sueños. Una polémica derrota contra el Partizán de Belgrado sentenció las opciones de alcanzar la segunda plaza toda vez que la primera fue coto privado y exclusivo del Panathinaikos. El Joventut, por último, ni tan siquiera fue capaz de alcanzar el objetivo mínimo del Top 16. La penya acusó en demasía la baja de Ricky Rubio en las primeras jornadas y, finalmente, una derrota contra el Alba Berlín fue clave para que quedara eliminado en la primera fase.