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DEBATE DE LA NACIÓN

La seguridad ciudadana y la inmigración protagonizan el duelo más esperado

Por Ángela Marchante Tiempo de lectura2 min
España04-06-2006

“Confío en que el debate haya sido de utilidad para todos los ciudadanos”. De esta forma y tras 16 horas, concluía el Debate del estado de la Nación con la intervención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. La Cámara Baja cerraba un nuevo enfrentamiento entre Zapatero y el líder de la oposición, Mariano Rajoy. El pacto entre ambos para no tratar el alto el fuego de ETA derivó en que, en esta ocasión, sus duras acusaciones se centrasen principalmente en la inmigración y seguridad ciudadana.

La apertura del Debate vino protagonizada por Zapatero que hizo un balance positivo sobre la situación en la que se encuentra España a día de hoy y anunció nuevos compromisos para el resto de su legislatura. Afirmó que España se ha convertido en una potencia media dentro de la Unión Europea y ha conseguido una octava posición, a nivel mundial, en temas industriales. También, adelantó que se producirán reformas fiscales en un futuro y que los jóvenes se verán favorecidos en todo lo relacionado con la vivienda, idiomas y empleo. Sin embargo, el tema del alto el fuego de, ETA, quedó relegado a un segundo plano. Tan sólo cuatro minutos dedicó a este tema dejándolo a un lado para ser discutido en un debate posterior. Mariano Rajoy acusó al Partido Socialista de tener a España involucrada en una ola de entrada de inmigrantes “descontrolada” y de atacar disimuladamente a los ciudadanos dejando nacer “tipos de delincuencia que aún no conocíamos”. Además, denunció que Zapatero está “desmembrando la Constitución española paulatinamente” y le recordó que España no es una nación de naciones, sino “una nación de ciudadanos”. Zapatero arremetió acusándole de no “tener ni idea de lo que realmente es España” y le invitó a hacer memoria de sus “profecías catastróficas” que siempre han resultado nulas, convirtiéndoles así en “profetas del desastre”. En cuanto a la inmigración, subrayó que la llegada de inmigrantes a España se está produciendo de una manera “ordenada” y se centró en el pasado para que Rajoy no olvidara la gestión de Gobierno de Aznar cuando él era ministro de Interior Uno de los momentos de mayor tensión registrados durante la sesión, lo protagonizó Rajoy por el reparto de tiempos. El presidente de la Cámara, Manuel Marín, aseguró días antes de comenzar el Debate de la Nación que se intentaría que fuese un debate “correcto y sin mala educación” donde los diputados sentados en sus escaños esperasen su turno de palabra y respetasen a aquel orador que estuviese en la tribuna. Además, anunció que sería un debate“amplio y generoso” con un máximo de tiempo de 45 minutos. También, agradeció a todos los parlamentarios la reducción de sus propuestas a un total de 15, a diferencia de las 25 habituales, ya que “120 resoluciones son excesivas”. No obstante y pese a las palabras de Marín, el líder popular se quejó por el tiempo asignado para él frente al hecho de que Zapatero tuviese un turno de palabra ilimitado. Marín le contestó recordándole que esas eran las reglas acordadas previamente por los portavoces de cada partido.