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FIN DE ETA

Batasuna se coloca a la cabeza del proceso de paz en el País Vasco

Fotografía
Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura4 min
España02-04-2006

Inevitablemente, el alto el fuego de ETA ha abierto una nueva etapa política en España y en el País Vasco. Todas las fuerzas políticas trazan nuevas estrategias y toman posiciones de cara al nuevo proceso y Batasuna no iba ser una excepción. El brazo político de la banda ha comenzado un proyecto que tiene como objetivo el retorno a las instituciones y a la sociedad vasca.

Desde el mismo momento en el que los terroristas anunciaban su intención de dejar de matar, su brazo político se erigía como el único garante de las reivindicaciones históricas de la banda. Conscientes de esa responsabilidad y pese a su condición de partido ilegalizado, Batasuna se ha lanzado a la calle y a los medios de comunicación en busca del respaldo de la opinión pública. La primera prueba se produjo al día siguiente del comunicado de la banda. Apenas habían pasado 24 horas del anuncio de alto el fuego, y el entorno abertzale ya marchaba por las calles de Pamplona para mostrar su apoyo a los presos etarras. Se trata de uno de los puntos centrales de la doctrina terrorista, pero ETA no hizo ninguna referencia en su comunicado. Esa es la prueba de que, ahora más que nunca, Batasuna supone la prolongación de los terroristas en el plano político. No obstante la concentración de la capital navarra iba a ser sólo la primera de una cadena de actos y declaraciones a través de los cuales Batasuna pretende demostrar que sigue viva y que está dispuesta a tomar la iniciativa. Los carteles y eslóganes utilizados para convocar a sus simpatizantes suponen toda una declaración de intenciones. “Respetar la decisión de pueblo”, “Es tiempo de soluciones”. Pero quizá el más claro fue el que se pudo leer en Hernani, uno de los bastiones de la izquierda abertzale: “Ahora, estatuto político, amnistía y libertad”. La exigencias son las mismas de siempre, no obstante lo que han cambiado son las formas. Batasuna se esfuerza por aparcar su línea más dura, la oficial antes del alto el fuego. Aunque el fondo se mantiene intacto ahora el lenguaje es más ambiguo, se cuidan los símbolos, los estandartes. Un ejemplo significativo es la desaparición de las clásicas imágenes de presos etarras en las concentraciones. Este cambio de comportamiento persigue un objetivo claro: la vuelta del partido a las instituciones, es decir, la relegalización. En la clase política ya se da por hecho. Fuentes socialistas reconocen que el Gobierno estudia seriamente esta posibilidad. No hay más que leer entre líneas los mensajes del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. En varios medios de comunicación, el líder del Ejecutivo ha elogiado “el discurso por la paz” que, según él, ha practicado Otegi en los últimos tiempos. Unas declaraciones que desde Batasuna ya han sido calificadas como “adecuadas“. Enfrentamiento con el PNV La experiencia anima a los abertzales. Su apoyo en las urnas se incremente en los periodos de ausencia de violencia como sucedió con motivo de la última tregua en 1998. No obstante, de producirse la legalización, una de las primeras consecuencias sería la lucha entre Batasuna y el PNV por un mismo perfil del electorado en el País Vasco. Ambas formaciones lo saben y por ello ya han comenzado un enfrentamiento directo más propio de una campaña electoral. Tan sólo cuatro días después del comunicado de ETA, la izquierda radical abertzale celebró un acto en San Sebastián encabezado por uno de sus dirigentes más destacados, Joseba Permach. Desde la tribuna, el líder batasuno aprovechó para dejarle claro al PNV que no están dispuestos a ceder el más mínimo ápice de protagonismo ante el nuevo proceso de paz. Permach, -que ha sido el encargado de ocupar el hueco dejado por Otegi tras su neumonía y su ingreso en prisión - criticó al lehendakari Ibarretxe por haberse apropiado de una de sus propuestas estrella: la Mesa de partidos planteada por Otegi en el famoso mitin de Anoeta. “No es quien para decidir cómo, cuándo y por qué tienen que reunirse las mesas”. Esta era la respuesta del entrono radical a la declaración pública del dirigente peneuvista tras conocer el alto el fuego de ETA. Por su parte, el PNV intentó boicotear la manifestación convocada el pasado sábado en Bilbao por la Mesa Nacional de Batasuna (Plataforma fundada para mantener la actividad abertzale tras la ilegalización y que ya se ha puesto también manos a la obra). Sin embargo, la marcha además de congregar a decenas de miles de manifestantes contó con el apoyo de EA (socio de Gobierno del PNV) y con el sindicato ELA, afín a los nacionalistas.