ANÁLISIS DE LA SEMANA
Álmodovar, el demócrata
Por Amalia Casado2 min
España21-03-2004
Hay quienes opinan que lo mejor es olvidar, pasar página y empezar desde cero. Hacer como que nada ha pasado, casi casi como cuando hubo que pasar página después de la corrupción del Estado y el terrorismo de Estado padecido durante la etapa negra del socialismo felipista. Pasar página y olvidar como si el Gobierno del Partido Popular pudiera asemejarse a la inmundicia de aquellos años oscuros. Lo pasado, pasado está y hay que comenzar otra vez, dicen algunos. Y en cierto modo debe ser así: las urnas han hablado y han dado la confianza al Partido Socialista. Es necesario confiar en su sentido de la responsabilidad. Pero habrá que poner las cosas en su sitio. Verdad es que el tiempo suele hacerlo, y con más acierto que si los hombres se empeñan en hacer justicia aún calientes, porque lo que suele resultar no es justicia, sino venganza. Los jóvenes de Aznar se han movilizado movidos esta vez por dos estímulos principales: apoyar a su líder en un momento difícil, lo cuál es muy loable, y defenderse. Hay un cierto sentimiento de ofensa en las bases del Partido Popular y quizás se debe a que se han cansado de que dos no se pelean si uno no quiere, siendo siempre ese que no quiere. “Ése no es el estilo del Partido Popular, no presentaremos una demanda contra Almodóvar”, decía el director de campaña de Mariano Rajoy, Gabriel Elorriaga. Horas después, se confirmaba que el Partido Popular sí presentaría dicha demanda. Y no es porque esto sea la guerra y todos deban luchar con las mismas armas, sino porque esto es una democracia fundamentada en unos derechos y unos deberes, con una jurisprudencia que permite dilucidar cuándo los derechos de uno se han visto violados o vulnerados por la extralimitación de quien se considera “un artista” –como se justificó Pedro Almodóvar- y, por ello, con derecho a “exaltarse” delante de toda la prensa internacional hasta el punto de acusar a un Gobierno de querer dar ni más ni menos que un “golpe de Estado”: “Por fin hemos recuperado la democracia, aunque haya sido a costa de un alto precio”, se atrevió a decir el super experto en política. Pues el super experto en política y, además, super demócrata Almodóvar, que el 14 M debía ejercer como vocal en una mesa electoral, al servicio de los ciudadanos, es tan artista y está tan por encima del resto de los mortales que no acudió a su cita con la democracia alegando “insomnio transitorio”. Está claro: si alguien puede hablar de lo que es la democracia, ése es Almodóvar, Almodóvar el demócrata.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
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