CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Resultados del 14-M
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión12-01-2004
Tengo frente a mí algunos resultados de los comicios del próximo 14 de marzo, y no me refiero exclusivamente, ni siquiera principalmente, a las encuestas. Se despliegan ya a nuestros ojos muchas de las consecuencias de que se celebren elecciones generales en tales fechas. La más obvia, que los andaluces vivirán también ese día las autonómicas. Agradecido debe de estarle su pueblo a Chaves, político de altura que escoge la fecha en que su pueblo acudirá a las urnas más en beneficio de su partido en el resto de España que de sus votantes. Ante los acontecimientos políticos, como frente a las obras de arte, los espectadores pueden tomar dos posturas fundamentales -desinterés aparte-. Los primeros, los espectadores de actitud más extendida, clavan su mirada en el 14-M y en los resultados. No les importa la campaña ni la precampaña y quizá solo algunas encuestas o la jornada electoral, que es “lo más emocionante”. Ven todo esto como insiste mi padre que debe verse un partido de baloncesto: “Los cinco últimos minutos, que es cuando se decide de verdad: todo lo anterior da exactamente igual, podría no haberse jugado”. Ni qué decir tiene que a mi padre ni le gusta ni le interesa el baloncesto. Estos espectadores son como aquellos que no ven películas cuyo argumento conocen, que no releen tal libro porque ya saben cómo termina y cuyo único placer pretendido frente a una novela es la posible tensión narrativa producto del desconocer una pista o un dato fundamental que aguarda oculto hasta el desenlace. Estos, al escuchar el prólogo de una pieza teatral de Eurípides -donde un personaje cuenta quién es él, qué ha ocurrido antes de la obra y qué va a ocurrir en ella-, saldrían enfadados del patio de butacas y reclamarían el precio de sus entradas en taquilla. ¡Cómo es que les destripan el final ya en el primer cuarto de hora! Los otros espectadores, que pertenecen a una especie mucho más exótica, quizá intuyen ya los resultados, fruto de una observación más rigurosa, aunque también admiten la posibilidad de lo inesperado. Estos siempre mantienen cierta tensión, como la guardan cuando ven una película por cuarta vez deseando que llegue el desenlace ni una escena antes ni una escena después de aquella en la que debe darse. Son espectadores que admiten lo irracional e inesperado, pero también la carga de orden, causalidad, necesidad y concatenación lógica de que están cargadas tanto la realidad como las buenas obras de arte. Esos espectadores ven ya huellas de la convocatoria el 14-M, así como de los posibles resultados, al observar los programas y trayectorias de los partidos en pugna. A mí, personalmente, me gusta conversar con estos segundos y escucharles, para que me revelen más resultados, y más profundos, mucho antes de que lleguemos a la media noche del 14 de marzo.