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ROJO SOBRE GRIS

Poseídos

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión27-06-2010

He descubierto que me gusta mucho la vida de los pintores. Comienzo con una película sobre alguno, sigo con un libro, quiero conocer su obra algo más, ver fotos para conocer su rostro, saber cómo era el mundo entonces, quiénes eran sus amigos, cómo eran sus relaciones con otros de la época... Lo cierto es que me sucede con cualquier artista, sea pintor, escritor o músico, incluso bailarín o actor, o director de cine. Y creo que sé cuál es el motivo. Siempre subyace en las historias de los artistas algo invisible, que es como una capacidad para ver cosas invisibles y traducirlas a un lenguaje para que a todos nos pueda conmover lo que sólo aparece ante sus ojos y que, con su obra, desvelan a los nuestros como si de arrancarle un antifaz a la realidad se tratara. Pero es una capacidad envuelta en un misterio. No se trata de algo mecánico, no es consecuencia directa del dominio de una técnica. Cuando los escritores o los cineastas nos hablan de ese momento creador en sus obras, más se parece a una especie de posesión, como se tratara de una repentina conexión a un universo diferente del que casi también violentamente se volvieran a desconectar. Hay una escena bellísima en la película Modigliani. Su mujer posa embarazada, sentada en una silla. Él se acerca a ella, y recorre con sus dedos la línea de su cuello hasta el hombro, como si sus ojos estuviesen en sus yemas, como si viese con el tacto el misterio de una curva y un volumen que la mirada de la cara no pudiese descifrar. Y después, frente al lienzo, esos dedos que fueron ojos son ahora unos labios que susurran al pincel con palabras inaudibles el secreto misterioso de la oculta belleza. El artista, más instrumento que el pincel, como poseído por los dioses –hasta endiosado cabría decir- sólo puede ser espectador de lo que a través de él sucede. La belleza oculta ha quedado desvelada de su mano sin que su conciencia haya podido descifrar el misterio de la misma. Rojo sobre gris para esos instantes en los que, gracias al arte, podemos sentirnos artistas, poseídos por los dioses.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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