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TRABAJO EN EL HOGAR

La mujer dedica a las labores domésticas cuatro horas más que el hombre

Por Aarón AbadTiempo de lectura1 min
Sociedad17-01-2002

El reparto de las tareas del hogar entre hombres y mujeres ha sido objeto de estudio para el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, a través del Instituto de la Mujer. Los resultados muestran la evolución lenta de los datos, aunque continúa el desequilibrio del tiempo dedicado a los quehaceres domésticos entre el hombre y la mujer.

La mujer está reduciendo el tiempo que dedica a diario al cuidado y mantenimiento del hogar. De las cuatro horas y 24 minutos en 1996 (siete veces más que el hombre), a las tres horas y 58 minutos en la actualidad. Han reducido su trabajo diario en 26 minutos, pero sigue siendo muy superior al del hombre en su colaboración en casa. El hombre no ha asumido esos 26 minutos, como parecería lógico, tan sólo ha asumido siete minutos. Si en 1996 el hombre destinaba 37 minutos de su tiempo diario a estas tareas, en el 2000 este tiempo es de 44 minutos. Sigue estando muy por debajo del de las mujeres, que trabajan cinco veces más. Estas cuentas las ha publicado el Instituto de la Mujer en Las mujeres en cifras (1996-2000). La secretaria general de Asuntos Sociales, Concepción Dancausa, considera este hecho "un paso corto si miramos hacia delante, pero un paso grande si miramos hacia atrás" y admite que se ha producido "una evolución en casi todas las áreas". "Las diferencias se están acortando porque la mujer dedica menos tiempo a las tareas en el hogar y los hombres un poco más que hace cinco años, pero el reparto sigue siendo una asignatura pendiente", reconoce Dancausa, "que perjudica la conciliación de la vida familiar y laboral de la mujer, que es una de las principales causas del descenso de la natalidad". En otros aspectos, los datos reflejan un acercamiento a la igualdad entre hombres y mujeres, pero en iguales condiciones laborales, el hombre sigue ganando un 24,59 por ciento más que ella. La evolución se produce pero de una forma muy paulatina, siete minutos en cinco años.

Fotografía de Aarón Abad