ANÁLISIS DE ECONOMÍA
¿Todos contentos?
Por Gema Diego
1 min
Economía08-07-2007
Se puede agarrar una carta de despido como una sentencia dolorosa o como una liberación, con sorpresa o con aire de se veía venir. La noticia se acoge de distinta manera en función del entorno personal y laboral. Y los trabajadores de Delphi la recibieron con un ánimo reivindicativo que les hizo ponerse en pie de guerra, hasta arañar las compensaciones más elevadas que les permitan hacer frente al futuro fuera de la empresa. La idea que mueve a los empleados que atraviesan estas situaciones desde los tiempos de Sintel es evitar que las deslocalizaciones de empresas sean gratuitas para las compañías. De momento, a Delphi le costará 500 millones de euros marcharse de Puerto Real. Y además, con acciones como éstas más de una firma se lo pensará dos veces antes de ir en busca de mano de obra barata y dejar tras de sí un drama social. De este modo, el proceso ha concluido con todos los actores medianamente contentos. En vez de optar por la solución tremenda, por marcharse a la Europa del este o la Asia más desfavorecida, hay vías que podrían dar muchas alegrías empresariales, como el aprovechamiento de la cualificación de los trabajadores para darle un valor añadido a sus productos; o la integración de factorías en el entorno y la implicación en actividades sociales que conviertan la marca en cada vez más conocida. Porque, al fin y al cabo, los consumidores están en los países desarrollados, no en las naciones hacia las que se ha dirigido el movimiento deslocalizador.
