CATÁSTROFE NATURAL
Los huracanes se llevan algo más que tejados
Por Aitor Rodríguez Sagarduy2 min
Sociedad03-06-2006
La Organización Mundial para el Turismo (OMT) ha iniciado una reflexión sobre las posibilidades de adaptar el microcrédito a las necesidades específicas del sector turístico. De esta forma se protegería un bien preciado y necesario para que puedan salir adelante millones de personas de todo el mundo.
Huracanes, inundaciones, sequías, tsunamis... Según la aseguradora suiza Swiss Re, casi 90.000 personas perdieron la vida en 2005 a causa de una catástrofe natural. ¿Está el mundo preparado para este tipo de desastres? Según un estudio de la revista Time, no. "Cada vez que ocurre una catástrofe natural, todo el planeta se vuelca para intentar paliarlo y evitar que vuelva a ocurrir, como pasó tras el tsunami de Asia o el huracán Katrina. Pero luego, a todos se nos olvida", explica Troy Nicolini, del Servicio Nacional de Coordinación Meteorológica de Estados Unidos. En su opinión, el tsunami que asoló el sudeste asiático en 2004 tuvo una sóla consecuencia positiva: el Pacífico se llenó de dispositivos de alerta ante posibles movimientos sísmicos. "En algunos casos, estos mecanismos advierten con seis horas de antelación. Pero otras veces, sólo cinco minutos antes de que la gran ola llegue a la costa. En ese caso, lo mejor que se puede hacer es correr hacia arriba: subirse a un árbol o al piso más alto de un edificio", señala Nicolini. En octubre de 2005 el Centro meteorológico nacional en Miami informó de que un huracán de categoría 5, con el nombre de Wilma, se localizó a 550 kilómetros al sudeste de México. Afectó especialmente a las ciudades más turísticas, como Cancún, situadas en el litoral caribeño, la isla de Cozumel y la península de Yucatán. El ciclón dejó a su paso 1.000.000 de damnificados, de los que 700.000 corresponden a Cancún y los restantes a Playa del Carmen, Ribiera Maya y las islas de Cozumel. Es un ejemplo más de los efectos que pueden causar un huracán, tifón, tsunami o terremoto. Pero lo que no hay que olvidar son esas víctimas directas, por lo que pierden, daños físicos y daños materiales, y las otras victimas, que se quedan sin su modo de vida y corren el peligro de morir de hambre o sin posibilidades de obtener un trabajo pues, su medio de subsistencia, el turismo, se ve afectado.