CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Alba
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión28-11-2004
Quiero celebrar con mis lectores el nacimiento del semanario de información general Alba. Todo medio de comunicación que de voz y presencia pública a un sector importante de los que configuran nuestra sociedad, merece,a priori, un aplauso. Además, Alba resulta ser la primera publicación periódica de información semanal que rompe la cúpula de las ideologías, los sucesos, la noticia ocasional y efímera y los intereses partidistas para ofrecer verdadera e integral actualidad. Alba no resulta ser ni de izquierdas, ni de derechas, ni vinculada a un proyecto e intereses empresariales... sino la inspiración y colaboración de un núcleo social que necesitaba recuperar un espacio público en esta España del siglo XXI. Ha resultado ser un grupo de católicos, pero pudieron ser otros. La cuestión no es sólo la defensa de la dimensión religiosa del hombre -sea de la religión que sea- sino la propuesta de un modo de vida -y de periodismo, y de compromiso social- integral, no preocupado por el votante, el consumidor, el joven, el anciano, el trabajador de clase media... sino por todas las personas y por la persona en todas sus dimensiones: afectiva, intelectual, espiritual. Cuando uno lee sus páginas descubre en quien firma no a un redactor objetivo, no a un ideólogo, no a un especialista en cine, sino a una persona toda, entera, que habla y se preocupa de política, actualidad, cine. El aspecto es el de una publicación menor, sencilla, con un diseño de revista de barrio y con casi tantos errores tipográficos como el diario deportivo Marca -por citar un ejemplo-. Pero también tiene esa vida del periódico de barrio y de la tarea de un hombre comprometido, de ese hombre de bien que llega con nobleza, corazón y la ciencia justa mucho más lejos que un especialista mercenario. Invitan, además, desde su página dos, a formar parte del equipo de Alba: derrite, de esta forma, esa frontera de altivez que separa al medio de comunicación serio e impasible de su propio público. Valgan estas letras para invitarles a ustedes, católicos o no, pero personas enteras, a invertir un euro y medio en un ejemplar de esta publicación que huele distinto. Sirva su ejemplo a todas las otras, para que rompan burocracias, vicios, actitudes y abusos escleróticos y llenes, de nuevo, sus páginas de vida plena, de vida de hombres enteros.